martes, 5 de julio de 2016

El Diablo Está Enojado, EP1: Kirieleison, CAP3: Advertencia (ficción)


En una oficina fría y oscura está Tomás, acostado en un polvoriento sillón. Tomás es un ex detective de las fuerzas especiales de la Policía Estatal Preventiva de Baja California. Retirado, de edad avanzada, que se dedica a resolver crímenes difíciles y cobrar la recompensa, la mayoría de los policías lo conocen y lo dejan desempeñarse bien en su labor.
Por la radio de frecuencia policíaca se entera de los crímenes que se van cometiendo en la ciudad, de cuales necesitan su intervención.
En el escritorio siempre está prendida su computadora, una PC color crema muy vieja. Todo el tiempo conectada a internet, como página principal tiene a Radiopatrulla.com, página especializada en dar a conocer mucho antes que los demás sobre los crímenes y criminales que se comenten en Mexicali.
- Hace varios días no puedo dormir -medita en soledad recostado en su sillón y con un ojo a la computadora, el humo del cigarrillo envuelve la habitación la cual sólo es alumbrada por las luminarias de la calle, luz que entra por las ventanas y el destello del monitor pega en su rostro- Los crímenes en esta ciudad parecen no tener fin, ayer por la noche un padre golpea a su familia y violó a su hija, una niña a la cual le faltan pocos días para cumplir sus 15 años. La primavera se convirtió en un frío invierno, ella no se merece conocer la maldad de este mundo, no de esta manera, debe de vivir de acuerdo a su edad, paso a paso. Para ella todos somos una basura, en realidad tiene razón, pero no tiene porqué saberlo insisto, no de esa manera. Este mundo tiene sus detalles que pueden ser malos y buenos, si haces cosas malas te suceden cosas malas. Esas patrañas del “karma”, según mi experiencia, son pretextos que la gente toma para explicar lo que desconoce, prefiero llamarlo justicia poética. Esa niña fue rentada por su padre, se la ofrecía a sus amigos para tener sexo, claro, es una niña, ¿qué sátiro no quiere tener sexo con una niña?, o... ¿qué demonio rechaza un instante de cielo por no poder tener un infierno estable? -divaga, camina al baño y se moja la cara con agua helada, se seca con una toalla rota y mugrosa.
Afuera se torna todo de color azul muy oscuro, a punto de oscurecer, ambiente lúgubre. Lo espera su carro estacionado, casi convertido en chatarra, un AMC Pacer, carro extremadamente feo con un cofre largo y, donde se supone va la cajuela, es una burbuja de vidrio. Humea mucho y es el que usa Tomás para transportarse en la ciudad.
Se sube, prende un cigarrillo y arranca el vehículo, toma unas pastillas para la depresión, se las pasa sin haber tomado gota de agua. Avanza por la ciudad, el carro transita las calles solitarias pues, a esta hora de la madrugada no hay mucho movimiento. Llega a un barrio donde la gente vive en extrema pobreza, se estaciona frente a una casa construida de cartón, un cerco roto de pedacería de maderas delimita el accidentado terreno.
Tomás apaga las luces del carro y entra a la casa, saca la lámpara de mano, una grabadora de bolsillo y comienza a hacer apuntes orales en su tablet Samsung Tab 3, aunque le falla a cada momento la sigue usando, ha estado a punto de morir varias veces por lo lento funcionamiento de su sistema operativo, a veces tiene que esperar el reinicio del dispositivo para poder usarlo de nuevo y la acción que debería llevar sólo un par de segundo se extiende a casi media hora.
-Estoy en la casa del caso Karina, está fabricada de cartón, tiene en la entrada el cordón policíaco, avanzo por la entrada, se nota la poca higiene de sus habitantes, tiene tres recámaras a las cuales sólo las divide cartones húmedos a punto de caer. El caso Karina se refiere -sigue grabando- a la niña cuyo padre la prostituyó con sus amigos albañiles, antes de eso fue violada por su propio progenitor mientras su madre estaba fuera trabajando. Cuando se supo del caso, la policía vino por los padres y por la niña, Karina estaba escondida debajo de la cama y no fue encontrada, pero como a los policías no se les informó de que esta niña tenía una hermanita de 8 años, supusieron que la pequeña menor, quien sí encontraron en el cateo, fue la ofendida. Al ser revisada en el hospital no se encontró ninguna señal de violación y mucho menos de haber perdido su virginidad, por lo que los padres no fueron procesados. -Apaga la  grabadora, se inca para tomar algo del suelo que se le hizo sospechoso- Pero no vengo a resolver una investigación que ya está resuelta. Vengo a ver quien intervino en este caso. Karina desapareció y los padres, al llegar a la casa fueron asesinados de la manera más salvaje y no por la violencia, sino por lo tardado de las torturas que no les dejaron morir hasta haber vivido una dolorosa agonía.
Las torturas que describe el parte policíaco son similares a las que se usaron en la Inquisición, los encargados de perfilar al ignoto aseguran que el asesino cree tener el compromiso del Santo Oficio como inquisidor, ya no castigando la herejía, sino la delincuencia.
El método utilizado para matar a la pareja fue sentarlos uno frente al otro, a una distancia de un metro, amarrados a una silla de pies a cabeza, dejándolos inmóviles, les cose cuidadosamente la boca con hilo de acero. Les puso una cubeta con utensilios de construcción, de los más finos.
Una vez puesto los guantes prende un soplete y lo deja en la mesa que está a un lado, saca una navaja y corta un poco de la muñeca del padre. La sangre baña toda la estancia pero de inmediato sutura con el soplete, deteniendo la hemorragia pero dejando el dolor, una y otra vez por todo el cuerpo repitió la misma operación, dejando llagas dolorosas y que no puede ser desahogado con gritos por estar cosida la boca, por lo que se comen su ira y enojo.
Agonizando el padre sigue con la madre, a esta le venda los ojos y le comienza a poner cubos de hielo en la muñecas, en las rodillas y en todas las partes donde hay cartílago. El terror psicológico causado con esa tortura hace que se muera de la impresión, no por estar siendo víctima de cortadas, si no porque la mente supone que las extremidades se están desangrando y con esto le da una muerte inminente.
Según avanza por la casa recolecta objetos que le parecen sospechosos, no son muchos pero estuvieron el día de los hechos y pueden ayudar a dar una idea de lo sucedido el día de la ejecución.
Mientras avanza puede observar unas huellas frescas dentro de la recámara de la niña, le da curiosidad y las sigue. Su sorpresa es mayor cuando en determinado lugar de la habitación esas huellas desaparecen.
Tomás toma unas fotos del recorrido de estas huellas, del carro saca una lámpara de luz negra y la conecta a una pila portátil que lleva dentro de una bolsa, prende la lámpara cerca de las huellas en cuestión y éstas tienen bordes luminosos lo cual llama aún más la atención de Tomás. Del saco que trae puesto saca una cuchara y una pequeña bolsa e introduce en ella una muestra de este elemento brillante.
Arriba del carro mientras transita por la ciudad hace sus anotaciones orales en su tablet. La radio, por la frecuencia policíaca, advierte de un nuevo asesinato en la casa de un conocido sicario.
Tomás llega lo más rápido posible, en el área ya estaba un fotógrafo de la prensa haciendo su trabajo. El detective se da cuenta y lo manda sacar, todas sus huellas están en el área del crimen. Tomás pelea con él haciéndole la observación de que ya está contaminada la zona.
El fotógrafo agacha la cabeza y se retira.
- ¿A qué nos enfrentamos? -pregunta Tomás a un ministerial amigo suyo que se encuentra en el lugar-- No lo se, parece un enfrentamiento de bandas pero, si observas bien, los tiros que les dieron muerte a los sicarios vienen de fuera, parece trabajo de un francotirador -caminan un poco entre los cadáveres- la confusión comenzó con un petardo que se tiró al interior -señala el lugar-  por la ventana y ahí comenzó la masacre. Disparando a la oscuridad y los de afuera con siete percusiones acabó con ellos.- ¿Tienen ustedes a alguien haciendo eso?- No, el gobernador ya no quiere ese tipo de “arreglos”, los comandos de la muerte desaparecieron hace mucho. -contesta Ministerial- Y nosotros ni nos metemos, tú sabes, que se maten entre ellos, mejor.- ¡Oh, señor! Apiádate.- se da la vuelta y camina hasta su carro, dentro de él se queda pensando, toma la luz negra, se baja y rodea la casa por fuera, dirige la luz hacia el suelo y no observa nada raro, vuelve a la entrada principal y rápido regresa de nuevo a la parte posterior de la finca, alcanza a ver que un tipo vestido de negro corre brincando la cerca, lo corretea pero no lo logra alcanzar.
Se dirige a una ventana de la casa que está abierta por donde se presume salió el tipo, apunta con la lámpara hacia las huellas y observa lo mismo que encontró en la escena del crimen anterior. Pequeños elementos brillantes rodean las marcas de los zapatos.
El Ministerial lo observa de lejos y pregunta si ocupa apoyo, Tomás le da una respuesta negativa y remata diciendo -Todo Aburrido acá, ¿qué tal allá?- Ministerial asiente y sigue con su trabajo.
Tomás se guarda la lámpara y va apresuradamente al otro lado de la cerca para seguir las huellas, se aleja un poco del lugar donde se encuentra la policía y en un determinado lugar de la calle las manchas brillosas desaparecen.
Por uno de los dispositivos que tiene para comunicarse le llama a su amigo Ministerial y le pregunta si aún tiene en la patrulla un contador Geiger; un contador Geiger es un instrumento que permite medir la radiactividad de un objeto o lugar y a Tomás se le ha ocurrido la idea de medir los residuos luminosos que dejan las huellas del tipo misterioso. Una vez estando ahí los dos individuos, Tomás acerca el aparato al objeto luminiscente y este comienza a hacer ruido detectando partículas ionizadas y lanzando una lectura baja, casi nula pero que, aún así es extraña.
En todo momento hace anotaciones orales, grabando exactamente todo lo que observa, sea o no sean importantes. Esta vez destaca la medición, el objeto brillante y la desaparición extraña. Tomás se siente con la responsabilidad de detener al asesino, siente una presión personal tan grande, por lo complicado del caso, que se está volviendo una obsesión y la razón más importante es porque la policía ministerial no mete sus narices en estos casos.
- Piensa, piensa. ¿Cual es la razón de la existencia de este personaje? -Camina por la ciudad, día, noche, atardeceres. Observa a la gente, su comportamiento, sus reacciones cuando lee el periódico y está la noticia de los muertos. Nadie grita, nadie actúa, nadie se inmuta. Ya lo han tomado como una cotidianidad insensible que a la vez los vuelve insensibles a ellos.
Aunque ya tiene dos pistas sigue siendo un misterio la identidad del asesino.
Otra noche sin dormir, ya es mediodía, apenas va llegando a su oficina y se recuesta en el sofá para descansar un poco, dormido se pasan rápidas las horas y la noción del tiempo es corta, siente que anochece pronto. Lo malo son que las pesadillas siempre vienen el día menos esperado, y su problema de azúcar y depresión las acentúan aún más, no obstante esté trabajando de lado del bien, el miedo está presente día a día.
Desde su jubilación siente presente la muerte, ya no en otras personas si no en él mismo, siente que debe de reparar esos daños que hizo en su juventud cuando la poder judicial aún era un nido de gorilas haciendo la ley de Herodes, “o te chingas o te jodes”.
Un ruido dentro de su oficina lo despierta, terminando de esta manera con su pesadilla, la habitación está cubierta de oscuridad de nuevo, mira fijo a una esquina donde la luz mercurial no a llegado antes y siente que alguien habita ese espacio, mira fijo de nuevo sin parpadear y se da cuenta que alguien está ahí, el corazón golpea fuerte su pecho, sabe que se tiene que controlar para poder salir vivo.
Con movimientos sigilosos y tratando de no ser descubierto, Tomás alcanza el “switch” de la luz negra y la enciende, un pequeño camino luminiscente se dirige al lugar donde fijó su mirada al despertar y despejó su duda, ahí se encuentra una persona, pero no cualquier, es el tipo misterioso que se escabulle en cada escena del crimen.
Al verse descubierto el tipo misterioso pega un salto, no sin antes que Tomás pudiera tomar su pistola y apuntar, inmóviles los dos, cara a cara se cuestionan sus intenciones.
- ¿Haz venido a matarme? -pregunta primero Tomás-
- No, al menos que esa sea tu intención para conmigo.
- Entonces, ¿qué es lo que quieres de mí?
- Tu y yo tenemos un objetivo en común, el de encontrar a la persona que está asesinando a los maleantes.
- Pensé que tu eras esa persona -Responde Tomás con asombro, se acomoda las gafas de aumento-
Tipo misterioso camina hacia la luz, descubre su rostro el cual es tapado por un pasamontañas negro y el gorro de la sudadera. La sorpresa de Tomás fue mayúscula cuando vio en ese rostro la cara de una mujer, una mujer bella, de tez blanca y cabello negro como la oscura noche, se presenta como Belicia, niña de escasos 21 años y de muy buen cuerpo.
Esta mujer expone las pruebas que ha recolectado en cada escena del crimen y su hipótesis sobre quién puede ser el individuo que buscan, unen cabos y esperan a que actúe de nuevo para ver si está en lo correcto. Tomás saca los periódicos donde salen los asesinatos de este personaje y ven que en todos el fotógrafo que toma las instantáneas tiene un lugar privilegiado en tiempo y lugar con respecto a los hechos. Datos exactos y sin necesidad de boletín oficial, así como en la edición de principio de semana pone una lista de maleantes que saldrán de la cárcel esa semana, se dan cuenta que los va terminando de acuerdo al listado en cuestión, lo recortan y tachan los nombres de los muertos y se aseguran por saber el paradero de los demás, teniendo resultados muy pobres.
No les queda más que esperar al siguiente asesinato e ir lo más rápido posible. Belicia saca un sistema de comunicación portátil de dos vías, con auricular compacto que sólo se pone en el oído y con un micrófono incrustado en el reloj de pulsera que usa cada uno de ellos. De esta manera estarán coordinados.
Para poder conocer mejor el ambiente en que se desenvuelve Tomás, lleva a Belicia con sus amigos. Ésta noche tendrán una fiesta en la casa del comandante, una casa muy grande en un exclusivo fraccionamiento, con alberca y seguridad privada. Al llegar a la fiesta todos los policías vestidos de civil saludan a Tomás, le invitan a pasar, a tomar cerveza y lo felicitan al verlo con tan bella compañía.
Belicia se confunde por un momento y aprovecha a que en el vestíbulo no hay gente, ahí le pregunta sobre esta gente, la chica piensa que están en una fiesta de maleantes por todas las cosas de consumo ilegal que ahí hay disponibles.
En la música, los “narcocorridos” están a todo volúmen y el total de los presentes cantando canción tras canción, Belicia le dice a Tomás que no comprende cómo es que las cantan si cada una de las melodías habla sobre a quienes ellos tienen que detener y, a parte, en algunas estrofas se habla de la complicidad de las autoridades en los actos delictivos.
Tomás se disculpa diciendo -son sólo canciones-.
- Había oído esta parte de la historia de México -interrumpe Belicia- pero nunca me imaginé que fuera tan grotesco-. Tomás no entiende lo que la chica dice.
El enojo de la dama es evidente y a cada rato cuestiona a Tomás si él es cómplice de estas acciones, él responde que no, le da de ejemplo que observe nomas el carro que tiene.
- Tomás- habla Belicia con voz fuerte, enojada- He venido desde un lugar muy lejano para encontrar al asesino, me transporto en un vehículo que emite radiación y pulsos electromagnéticos que son mortales en los humanos si se abusa de él. Al ver esto -apunta hacia la fiesta- me pregunto si valdrá la pena, si todo esto podrá cambiar algún día.-Supongo que con la esperanza que nos da la fe, créeme que yo hago algo por cambiar esta situación, en primer lugar no siendo cómplice o ¿Por qué crees que yo investigo estos casos? ellos no hacen nada, sólo archivan y lo dan por terminado. Aparte de que tienen rezago en ello, tanto asesinato requiere muchas horas hombre.- Lo que más pena me da, es que esto es imitado por los menores, la historia les juzgará duro. No hay país en toda América que haya derramado más sangre para construir una nación. Europeos, americanos e indígenas murieron para que sus hijos no perezcan por hambre. Esa sangre que sirvió de cimiento a la república hoy, las nuevas generaciones escupen sobre ella, manchando el honor en cada tumba y monumento erigido en su nombre. Oigo lamentos que salen de ultratumba, son los sollozos de nuestros héroes que sacrificaron por darnos tierra donde vivir, mar donde pescar y hermanos con quien jugar, están viendo con pena que no merecemos el esfuerzo. Nuestros hijos se están matando, nuestros hermanos nos agreden en una guerra tonta y sin sentido, digna de orates alienados. Tomás, el cielo se está quedando sin mexicanos. -Termina Belicia.
Al día siguiente, por la noche, Tomás se va a “patrullar” con su carro por los barrios bajos de la ciudad. Aunque es tarde, los niños invaden las tristes calles que están sin pavimentar, haciendo pequeñas pandillas y, de una manera descarada, se acercan a los carros que pasan y ofrecen su producto, en este caso una droga sintética llamada “Ice”.
En la esquina, donde está una tienda, el detective se baja para comprar unos cigarros, al salir se para en la puerta para prender uno, a los niños que observa se les detiene una camioneta y del interior por la parte trasera se oyen disparos dándoles muerte a todos los de la calle. Esta camioneta, al arrancar, tiene abierta la cajuela y de ella otro de los tripulantes dispara a lo loco con un “Cuerno de Chivo” alcanzando a dar a quienes probablemente pudieron sobrevivir con los primeros disparos sin embargo, le da también a las casa aledañas, llevándose con ellos a varios niños inocentes que no tenían que ver con los traficantes, pues las balas de esta metralleta entraron hasta el interior de los hogares dándoles muerte a los inquilinos y dejando a otros más heridos.
Aunque el suceso es muy grave, Tomás no se mete, no es su investigación pero, no evita sentirse triste por ello, pequeños infantes jugando a la guerra, no teniendo en cuenta las consecuencias, sin poder apreciar la vida que se les da, el gran regalo que se les dio a custodiar, no tienen presente que la muerte es algo definitivo y perpetuo. No es cómo en los videojuegos que echando otra moneda te regresan la vida para seguir avanzando con los obstáculos.
En este asesinato, el cual presenció de manera fortuita, no espera que vaya el asesino que busca, esos cuerpos serán recogidos por El Servicio Médico Forense, llevados a realizarse el peritaje correspondiente para luego ser archivados y olvidados. Toda la vida de los asesinados, poca pero al fin vida, se volatilizó en el tiempo, sus sueños y fantasías jamás se cumplirán, ese día cinco probabilidades de que este país pueda salir del hoyo se esfumaron.
De regreso a su oficina, se asoma al servibar y saca una caja con comida china, la calienta en el microondas en eso Belicia se comunica con él y le pide su presencia, el tipo al que buscan ya mató a otra persona, esta vez en una zona de nivel socioeconómico medio.
Tomás se apresura a ir pero al salir se da cuenta que su carro ya no tiene batería, se la robaron. Fue suficiente cinco minutos para que los ladrones puedan realizar su “trabajo”. Éste le llama a Belicia y le explica, la chica va por él pero esto les hace perder tiempo y ya no pueden cercar al asesino.
Belicia tiene un carro negro, vidrios polarizados, Cadillac. De cofre grande y gran potencia en el motor.
Al ver que es inútil ir al lugar de los hechos, Tomás tiene una gran idea, le pide a Belicia ir al edificio de la Procuraduría del Estado para hablar con uno de sus amigos que se encuentra en comunicación social. Este edificio se encuentra a un lado de donde Púas hizo su primer asesinato, al pie de la banqueta se muestra grande un letrero hecho de hierro sobre una barda de concreto el cual dice: “Cuidar del orden para que el orden nos cuide”.
Al entrar pide hablar con su amigo, este lo recibe con gusto y los hace pasar, le explica el favor que necesita y es vital para poder atrapar al asesino. Dentro de su imaginación saca un suceso inventado del asesinato ocurrido esa noche para mandarlo como boletín a los medios de comunicación, el objetivo es ver la diferencia entre lo publicado, el boletín y los hechos verdaderos.
Husmeando entre los papeles del escritorio de su amigo se da cuenta que en los expedientes se refieren a un “Pancho” por no saber la identidad del asesino, pero que, aún así, en lo boletines no muestran ese nombre, sólo ponen “un desconocido” sin dar a conocer que la línea de investigación sospecha que es un sólo individuo el que está matando a los maleantes.
Como una manera de que Belicia no se expusiera más con la radiación, Tomás le ofreció hospedaje en su oficina, ella aceptó pero con sus precauciones pues sabe que la debilidad del detective es la lujuria y podría estar en peligro. Para defenderse Tomás, dice que está consciente de su situación y hace lo necesario al respecto, sin ahondar en el tema, lo dice para que la chica esté tranquila.
Al día siguiente ven que el vespertino publíca las fotos de la ejecución que esperaban, y pone en el extracto noticioso lo que realmente pasó y no lo que Tomás puso en el boletín, ahora sólo falta saber quien es el que le pasa esa información al periódico pues los demás medios se apegan a la circular oficial.
El centro de la ciudad de Mexicali, mejor conocido como “Tango”, es un lugar de bares y cantinas, donde la policía y las prostitutas caminan por decenas. Este es un lugar de tolerancia pero, el gobierno local tiene mucha presencia ahí, no sólo para vigilar sino para que quienes vayan a gastar lo hagan hasta quedar totalmente limpios y quienes no tengan dinero, no entren a molestar.
A lo largo de cada manzana hay tiendas, abarrotes, retacerías, limpadurías, y muchos negocios legales que funcionan de día, en el segundo piso de todas estas tiendas es un hotel inmenso, el cual tiene sus entradas en cada bar. Por cada cinco tiendas hay un bar de desnudistas y cada bar de estos tiene su local para sólo beber.
En este hotel trabajan muchas mujeres, hombres y transsexuales, de todos los lugares de américa latina, son personas que vienen de paso intentando brincar el cerco que divide México con EU y, por las carencias económicas, los asaltos de polleros y por la deportación de la policía migratoria se quedan en esta ciudad ejerciendo el oficio más antiguo, se han llegado a encontrar niños y animales también.
Tomás tiene buenos contactos en este hotel con las prestadoras de servicios y va con ellas siempre que tiene alguna duda de los planes del narco o de los deseos sin importancia de los ayudantes de los capos, llamados “Chacas” o simplemente para gozar de un servicio.
Tomás entra con Belicia a un lugar que ofrece como espectáculo principal a chicas que bailan desnudas en el tubo, se sientan en un sillón y llaman a un mesero, este los recibe y le pregunta al varón si entrará con la misma. De inmediato este les manda a una chica pero tiene que entrar con ella a un cuarto en privado, que se renta por 15 minutos, en él la mujer le da el servicio al cliente, cualquiera que este contrate. 
Una vez dentro, casi desnuda, con vestido transparente que deja ver su figura directa pero difuminada por la naturaleza de la tela, y en la cara más maquillaje que un payaso de feria, se acerca al detective y le da un beso dejándole marcada la mejilla.
- Qué, ¿Ya me cambiaste por una niña? –Observa a Belicia de pies a cabeza.- No, ya sabes que entre tu y yo no morirá lo que tenemos. -Responde mirándola fijamente a los ojos- Necesito saber lo que se dice con respecto a las ejecuciones recientes.- ¡Uy! mijo, ahora si que parece ser algo grande. -hace una pausa mientras sirve vino en una copa de vidrio- La semana pasada vino un tipo de edad avanzada, vestido de ropa militar muy lujosa, de gala, como sifueracapitán del ejército o algo así, exagerado en alhajas de oro por el cuello, brazos, aretes con una extraña caja de madera e incrustaciones de diamantes en la mano, diciendo que es el corazón de una virgen, me contaba cosas como “ya se acerca el tiempo”, “cuídate”, “ellos se están entrenando”, cosas que parecen no tener sentido. Me di cuenta que las cosas que me platicó comenzaron a suceder. Como las ejecuciones entre los narcos y el sadismo con las que son realizadas. El tipo trae una cadenita en el cuello con el dije de la santa muerte, a cada momento la besaba y me dijo que no haga oración por los moribundos, ellos se levantarán de nuevo y no harán oración por los que seguimos vivos.- Princesa. –Tomás le acaricia el rostro-¿Sabes cual es su nombre?-No, tiene el tatuaje de un hechicero en su espalda.-Si sabes de algo, alguien o te vez involucrada en problemas, háblame. Vendré enseguida.
Tomás le pone en el rostro la mascada que lleva la chica, al tiempo que hace eso se escuchan disparos en el bar, salen con rapidez y en el suelo están los comensales, algunos gritando en crisis nerviosa. El tipo de vestimenta norteña, levis negros, botas vaqueras, texana y camisa de seda, está disparando y ha matado a la mayoría de los presentes, otros tantos alcanzaron a escapar. Tomás se da cuenta de la situación y le habla a Belicia, le recomienda que vaya hacia él. La chica cree que puede solucionar las cosas pero Tomás insiste.
-Ni se te ocurra, las personas una vez acabando de matar lo siguen haciendo, además la policía tiene todo bajo control, pero necesito que vengas al cuarto- le dice por el comunicador. Belicia le hace caso.
Por una ventana que se encuentra a escasos centímetros del techo se asoma del exterior una pequeña manguera negra, es una cámara de video, los policías evalúan. Aún hay sobrevivientes pero desde ese momento lo niegan e informan que están todos muertos adentro del bar, así que entran disparando a todos en el lugar con armas de grueso calibre, dándole muerte al solitario asesino y a quienes tuvieron el infortunio de haber estado adentro.
Antes de salir del lugar, la sexoservidora les da una tarjeta con la dirección que los llevará al lugar donde podrán encontrar al tipo raro que la visitó.
De ahí se dirigen de inmediato a la dirección que se les proporcionó, llegan a la casa. Al entrar ven en el patio sangre y cabezas de gallinas tiradas. Bolsas con hojas de palmera secas. Tocan y nadie les abre, se asoman por una rendija, abren la ventana se introducen en el domicilio, pasan hasta el último cuarto y en él ven una cruz grande en forma de equis con cinturones en cada extremo, hay sangre y pedazos de carne en el suelo, en el buro hay un dibujo de un tipo desnudo y debajo de la hoja la palabra “metal” y señala el cuerpo del individuo. Arriba de la hoja hay una cadenita con la estrella de David.
Un portazo interrumpe su concentración y el par sale corriendo hacia de donde proviene el ruido, quieren saber que lo causó, del otro lado de la casa un pistolero les dispara obligándolos a esconderse, Tomás saca su arma y repele la agresión. Por encima de él la cristalería del lugar se rompe cayendo todos los vidrios por encima, las botellas de licor lo empapan por completo el olor es exagerado y poco molesto, debajo del mueble, donde se esconden mientras el pistolero sigue percutiendo su arma, hay pequeñas botellas de tequila, Tomás agarra un par y se las guarda. Belicia lo mira y le reclamapues mientras el pistolero vacía toda la carga de su arma, él piensa en tomar. Le contesta que si el pistolero los quisiera muertos ya lo hubiera matado, esta balacera es sólo una distracción o una llamada de atención. Al pistolero se le terminan las balas y sale corriendo, se sube a una camioneta Tahoe que lo esperaba con chofer y salen a toda velocidad.
La noche se prolonga, la sensación es cómo si durara bastante, las calles de la ciudad ya no son lo que eran antes, la guerra le ha quitado a la juventud la vida nocturna y deja a los traficantes apoderarse de ella.
Cualquier casa de la ciudad puede ser de seguridad, de esas donde guardan a los secuestrados mientras negocian el rescate, es difícil entonces saber donde se está realizando un crimen, pero si se entrara al azar a una casa sería muy probable que ahí se esté consumando el acto criminal.
Cada caso de asesinato es más grave que el anterior y toda la población está al pendiente de los hechos, se siente con miedo al ser las posibles víctimas en el futuro.
A una de esas casas asisten el par y observan la camioneta que abordó el pistolero, entran a esa casa, este tipo está  en un cuarto, totalmente ensangrentado, grita y clama por que la muerte se lo lleve pronto. En la oscuridad que envuelve la recámara sólo se hace presente por los clamores de este tipo, al encender la luz ven que cuelga del techo. A primer vista creen que vuela, se detiene inerte a pocos centímetros del techo, no se pueden acercar pues en el piso hay alambres que forman una cuadrícula, están instalados de pared a pared por todo el piso a una altura de 30 centímetros, cada alambre está conectado a una resistencia que lo pone al rojo vivo y es imposible tocarlos. La batería alimentadora se encuentra al centro de la recámara y no se puede alcanzar fácilmente así que ven la manera de descolgarlo.
El tipo no quiere ser salvado, presiente que el final de su historia está cerca y será muy dolorosa en caso de que lo intenten ayudar.
...

martes, 28 de junio de 2016

El Diablo Está Enojado, EP1: Kirieleison, CAP 2: La Gran Ciudad (ficción)


Capítulo 2
La Gran Ciudad
Herman es un joven de 20 años, estatura de 1.80 y complexión media, güero, poco musculoso, desaliñado y en su rostro presenta los estragos del estrés. Trabaja en un periódico local, integrante de la organización periodística más grande de México.
Él vive en uno de los barrios medios de Mexicali, sus amigos lo conocen como Púas. La gente de esta ciudad es codiciosa, siempre tiene el deseo de ser mejor que el prójimo, comprar cosas caras a bajo precio y emborracharse cada fin de semana, salir en bola y carearse con otros tipos que hacen lo mismo.
Púas siempre lleva una mochila en la espalda donde guarda sus materiales de trabajo, una laptop, cámara de fotos, otra de video, grabadora, etc. Está esperando el camión que lo llevará a casa luego de una jornada de trabajo. Llega con su madre a un hogar en la periferia de la ciudad, en la zona urbana de clase media con todos los servicios pero con carencias económicas.
- Mi niño, sabía que volverías pronto, -saluda su madre- El trabajo no te debe de tener mucho tiempo, luego te mandarán a que seas corresponsal de guerra otra vez.
- A veces me gustaría estar al frente de nuevo...
- ¿Y tu carro? -Dice sorprendida mientras se asoma por la ventana-
- Me lo robaron -contesta, se asoma al refrigerador y toma una naranja-
- ¿Dónde te quedarás?       
- En mi casa madre, -dice Púas- por eso la compré.
- No hemos podido irla a ver, pero hemos pagado la cuota de comunidad a tiempo mientras no estabas en la ciudad. Por estar en un fraccionamiento privado, supongo, no tendrás ningún problema con los ladrones.
- Le pediré a Jacinto que me lleve. -Jacinto es el vecino que nunca tiene nada que hacer y siempre está disponible para todo, nunca lo han visto trabajar pero siempre trae dinero en el bolsillo, Jacinto no es viejo, es joven. Es por eso que no vive del gobierno. Si no has hecho nada productivo para él, no te pensiona ni te da desempleo.
Ésta parte de Mexicali es grande, los bulevares son más extensos y transitados pero aún quedan sin pavimentar muchas colonias. La ciudad tiene mucha gente, los comercios se concentran a la orilla del bulevar con grandes espectaculares de luz de neón. Otros con letreros en led muy brillosos. La mayoría anunciando venta de comida o de artículos electrónicos.
Transportado por media ciudad, en un residencial de nivel medio alto y luego de pasar la caseta de vigilancia, Herman llega a su casa junto con Jacinto, se bajan y sólo observan con gran tristeza que se encuentra vandalizada. Púas se lleva la mano a la cabeza.
- Es increíble que vivamos en el siglo XXI y aun existan estos problemas, es increíble que el gobierno, por un lado publique cifras alentadoras y en la realidad cada vez sucedan cosas que contradiga su discurso. Mientras uno se la pasa trabajando, los delincuentes, a plena luz del día te saquean la casa. Parece increíble que la casa más segura sea la que te aprisiona más.
La fe y la esperanza entre los vecinos del fraccionamiento lagos del sol, el residencial donde Púas compró su casa, se ha ido diluyendo conforme pasan los días y es debido a la inseguridad que reina, no obstante, ser una privada y tener guardias de seguridad.
Con la ilusión de obtener un patrimonio en un lugar que se le promociona la vigilancia y tranquilidad, usuarios de hipotecarias del estado hicieron una inversión sin saber el infierno que les esperaba. Y es que, el principal problema de este fraccionamiento es la barda perimetral que la constructora les dejo, pues ésta no rebasa el medio metro de altura. El comité de vecinos ya ha ido con los representantes de esta misma pero alegan que no es su responsabilidad.
Han sido bastantes los asaltos a amas de casa y demás inquilinos de estas viviendas por los malandrines que sin escrúpulos se brincan la mini barda y con cuchillo en mano les arrebatan el fruto del trabajo honrado, y esto debido a que el hombre del hogar tiene que salir desde temprano a cumplir con sus compromisos laborales, dejando a las damas solas, en lo que se ha convertido en una jaula acechada por ratas.
Cabe mencionar que quienes adquirieron su casa en este fraccionamiento se les hizo firmar una carta compromiso donde renunciaron al derecho de poner rejas en la  misma, dándole  a la constructora el permiso a poner la que ellos convinieron con un particular.
Este tipo de rejas son muy frágiles y a los ladrones no les causa problema botar, por lo que también se han dedicado al saqueo de viviendas que se quedan solas por la mañana dejándolas sin luz pues les quitan todo el cobre. Metal que se ha popularizado entre los recicladores.
El gobierno sigue autorizando este tipo de viviendas al extremo contrario de donde se encuentran las familias adineradas, todo para que no entorpezcan los planes de inversión del estado y, si en eso ayuda, que entre los habitantes de las zonas medias bajas y bajas se consuman a sí mismos con delincuencia y violencia, así dejarán en paz a la clase alta.
Los vecinos de dicha privada están hartos de tal situación, por lo que ellos mismos hacen rondines en la periferia del fraccionamiento para ahuyentar a los malhechores, pero siempre será insuficiente para poder llegar al nivel de vida que se les prometió con engaños mientras la constructora no acepte aumentar la altura de dicha barda.
Suena el teléfono de Púas, es su madre.
- Mijo, lo siento mucho, puedes venirte a vivir acá si lo deseas.
Púas voltea a ver a Jacinto, quien se encuentra con un celular en la mano y sonríe. Él le mandó un mensaje a su madre contándole todo.
-Sí mamá, vamos de regreso -cuelga su teléfono y lo guarda, se suben al carro y se van sin hablar en todo el camino-.
La mayor preocupación de Púas es su nivel económico, el periódico donde trabaja lleva cinco años sin reportar utilidades con mañosas acciones “legaloides”. Sus empleados están enojados por esa acción pero tienen la esperanza de que algún día se regularice su situación.
La mayoría de los trabajadores que fueron parte de la fuerza laboral del lugar fueron despedidos, dándole a cada uno de ellos mucho menos de lo que legalmente merecen en el finiquito. Lo que un día fue prosperidad para ellos, se desvaneció como neblina con el sol, se transformó en pesado plomo.
Púas está acostado en una cama destendida, en una casa humilde; la de su madre. Ella le grita para que se siente comer, Púas obedece, se talla el rostro y se levanta de la cama para sentarse a la mesa. No hay mucha variedad de comida en una familia de clase media baja. Y sobre todo, no hay forma de cambiar los hábitos si antes se fue de una clase social más pudiente.
En la televisión, las noticias presentan un mensaje del presidente donde anuncia la anexión de unos estados de África central, de la costa hacia el centro. Y anuncia una nueva campaña en países del sur africano. Para rematar sigue con su política económica de estar exprimiendo a los ciudadanos con impuestos para pagar la guerra, finaliza con un mensaje patriótico de esperanza.
- Todavía de que tenemos que vivir con su política económica, nos exigen como si estuviéramos de acuerdo. -Comenta la madre mientras sirve la comida-.
Púas toma unas facturas. De la luz, del agua. Su madre le pone en los ojos la del predial.
- Y hay que pagar las placas del carro, no quiero que estén viniendo a decirnos lo que debes.
Recuerda lo sucedido con su casa y lanza un suspiro de desesperación al aire. - Malditos holgazanes, deberían de ponerse a trabajar - refiriéndose a los ladrones que saquearon su casa-.
A la entrada de la residencia de su madre hay una vitrina en la sala, en esta hay una fotografía grande de Carlos, el padre de Púas quien se dedicó a la ciencia desde edad muy temprana trabajando para el gobierno y su muerte fue misteriosa. Siempre que sale mira la foto y lo saluda. En los momentos más difíciles se pone a meditar si su padre viviera esto no estuviera pasando y su nivel económico fuera diferente pero, desde su partida, la madre se hizo cargo de él y sus otros cuatro hermanos.
Púas sólo guarda silencio, toma las facturas y sigue comiendo.
-  Me prestas tu carro, madre.
- Sí, tómalo, nada más que no tiene gasolina.
-  Aquí tengo 50 pesos, espero que alcance para un par de litros.
Pasando por la ciudad. Es un día caluroso, normal si se está en el mes de julio. Todos los habitantes andan en ropa ligera, vendedores ambulantes invaden las calles ofreciendo su mercancía e inmigrantes deportados piden dinero. Púas tiene prisa por llegar a su destino. Le han llamado para entrevistar a un juez con respecto al nuevo sistema de justicia penal.
Llega a la inmensa casa del juez, los jardines están llenos de vegetación, los árboles son grandes y frondosos, hay palmeras a la orilla del camino, todas ellas muy altas. Estaciona el carro y toca la puerta. El ama de llaves abre la puerta y Púas se presenta. – Hola, se encuentra el juez, tengo cita con él.
- Espera un momento, se está arreglando. -Cierra la puerta un minuto y sale de nuevo- pásele joven, siga derecho por el pasillo hasta que llegue al despacho.
- ¡Señor juez! -Pregunta pausadamente. Púas, después de tener la preocupación de tener que pagar las cuentas de la casa de su madre, se desespera un poco-.
- ¡Señor juez!, -reitera, abre la puerta de la oficina y camina hacia la mesa del despacho. Buscándolo en ese lugar, Púas entra. Mira más profundamente en el lugar y se percata que hay un baño con la luz prendida. Púas camina un poco y se asoma al baño, ahí está quien busca. Púas da unos pasos hacia atrás y choca con el escritorio, en él hay unos papeles, le da curiosidad y lo hojea-.
Abre el folder y se da cuenta de que en él está el perfil de un asesino que se presume también violó a niñas. Púas lee un poco sobre él.
- Pero… qué… -murmura-
El juez lo interrumpe -Es una carta de liberación, claro-Dice enojado.
- Pero se sabe que él lo hizo ¿por qué lo liberan? -pregunta Púas-.
-El dinero hijo, el poder del dinero y un fiscal corrupto. -Responde el Juez y remata diciendo- Me tengo que ir, tengo que liberarlo ahora para que a la hora de visitas se lo lleven. ¿Se te ofrece algo en especial?
- Oh, sí. Teníamos una cita para que me comente su opinión sobre el nuevo sistema de justicia penal, ¿recuerda?
- Mira lo que hizo el nuevo sistema, no tengo una buena opinión, pero prefiero que sea la próxima semana, como ves, ¿se podrá? -Explica el Juez-.
Púas sale a toda prisa pero no se dirige al periódico, sino que su destino lo modifica a una de las colonias más conflictivas de la zona; Progreso, irónicamente esta colonia lo único que no ha encontrado en todos los años de su fundación es el progreso. Se encuentra en la periferia de la ciudad, carretera a Tijuana para ser exactos, en el último semáforo se mete a terracería, durante media hora recorre caminos vecinales, al lado de canales que alguna vez alimentaron parcelas y que ahora se presume son la tumba de secuestrados y maleantes.
 Llega a una casa, de ella salen tres tipos con aspecto de cholos. En el interior del garaje se encuentran estacionados carros dignos de concurso. Viejos y bien cuidados.
- Qué onda carnal, ¿ese milagro que te acordaste de la hermandad?  -Saluda uno de los cholos que salieron del interior de la casa. El que vestía más catrín-.
- Necesito un favor pero, ¿podemos platicar dentro? -Dice Púas-.
Uno de los cholos, el más delgado de todos, le impide la entrada. Saca una pistola.
- Que pedo morro, “álzate” la lima, wey.
- No lo molestes, ¡este bato es mi carnal! -interrumpe el anfitrión- lo que quieras con él es conmigo también, si yo soy a toda madre, este vato lo es más. Déjalo pasar, yo respondo “eze”. -Le defiende el cholo que lo recibió al principio-.
Al entrar a la casa, en la sala hay unos adolescentes jugando Xbox, Grand Deft Auto. En el comedor hay un par de tipos sin camiseta cortando droga en polvo, rebajándola con otras sustancias para que rinda más y empaquetando para después venderla.
A diferencia del exterior de la casa, la cual tiene una fachada maltrecha y mitad en obra negra, en el interior hay todos los lujos, un poco empolvados pero con artículos caros, típicos de traficantes. En la vitrina al lado del comedor un altar a Malverde, el santo inventado por los maleantes para que los proteja. Con veladoras encendidas.
Púas y su amigo cholo, a quien le dicen el Consek pasan a un cuarto donde se encuentra todo decorado con palo-fierro, miles de artesanías de este material, en especial toda la cultura azteca, Consek se sienta en una silla construida de este mismo material y en la más grande de todas. Una chica con facciones indígenas sale detrás de esta silla, se sienta a un lado de él y le toma la mano.
- ¿En qué te puedo servir mi amigo?- Le pregunta Consek
- Necesito un arma. -Le responde Púas-.
- ¡Momento, momento! -se asombra Consek- Tú eres mi amigo, mi hermano. Tú me ayudaste a salir de broncas, y me salvaste la vida más de una vez al frente en la guerra. Así que, realmente nunca me perdonaría que yo te ayudara a conseguir algo que te vaya a provocar la muerte. Me entiendes “men”.
Púas estuvo al frente de guerra como corresponsal y ahí conoció a Consek quien le enseñó a manipular toda clase de armas, se hicieron buenos amigos y se cuidaban uno al otro.
- No preguntes, yo tengo mis ideas y además no me quiero morir, ¿Por qué piensas que haría algo tan estúpido? Se cuidarme solo, tú lo sabes.
- Este “men”. -Expresa con sentimiento y camina hasta un armario, saca un cajón- Tengo 9mm, 38 súper. ¿Quieres algo más ruidoso? Un cuernito de chivo -AK 47-, una UZI para algo discreto y rápido.
- No, necesito algo más especializado, algo como lo que usabas en el frente, en África.
- ¿Quieres un rifle Sniper, un Barret? -pregunta Consek, se detiene, suspira y se limpia el sudor-.
- Con un M40 está bien, no quiero crear otra guerra dentro de la república -Dice Púas llevándose la mano al cabello-.
- Bien mi amigo, me habías asustado. Si la tengo pero la quería para cuando fuera necesario. -Camina Consek hacia un ataúd y lo abre- ¿Algo así hermano?… llévatela. Y no importa si no tienes dinero ahora, me la pagas cuando puedas o me la regresas cuando ya no la uses.
- ¿Tienes algo para llevármela? No la quiero enseñar en la calle, ¿me entiendes?
Sube a la camioneta el ataúd, vecinos que ven el transporte de la caja fúnebre y se persignan.
La iglesia en Mexicali ha tenido un papel predominante en la política y en el desarrollo de la ciudad, aunque falta mucho por influir, se está tratando de llegar a la juventud para inculcar los valores morales necesarios para hacer de esta una sociedad tranquila y fuera de violencia. El gobierno federal, por su parte, con sus estrategias bélicas no ayuda mucho, metiendo en la conciencia de los individuos la cultura de la muerte.
Púas, en su niñez fue miembro de un grupo eclesiástico llamado Arcoíris, uno de los más grandes de la ciudad y que tiene influencia casi en la totalidad de los jóvenes católicos del estado. Cuando salió de ese grupo se alejó de la iglesia pero no así de sus creencias. Cada que puede va al confesionario y saca todos sus traumas al padre.
Una de las parroquias más grandes y bonitas de la ciudad es la de los Franciscanos, ésta se encuentra en la colonia Guajardo, detrás del fraccionamiento San Marcos. Está hecha en honor a San Francisco y Santa Clara de Asís. La enseñanza de este movimiento es de las más humildes de toda la grey.
Púas entra a esta parroquia, voltea a su alrededor, el techo es alto, las paredes son adornadas con cantera y los vitrales son inmensos. Entra al confesionario.
- Dime tus pecados hijo. -Dice el padre por la rendija del confesionario. Toda la parroquia está a media luz, así que dentro de este pequeño cuarto apenas se observan las sombras de ellos-.
- Padre, tengo mucha ira en mi corazón. Uno lucha por mantenerse vivo en este país, los soldados defienden a los ciudadanos del enemigo, la policía trata de mantener el orden pero, cuando menos te lo esperas te das cuenta de quién te tienes que cuidar es de tu propio vecino. Siento tanta ira que tengo la necesidad de matar. Hoy me di cuenta que no importa que tanto puedas pedir ayuda de las autoridades, las leyes sacaran del cautiverio a los criminales.
- Hijo, la ira es el sentimiento que uno tiene cuando no encamina el amor a algo bueno, si consideras ver las cosas con el cristal del amor, la compresión y, lo más importante, el perdón, podrás vivir con mayor desenfado y plenamente. Ten en cuenta que los maleantes tendrán su castigo en la eternidad.
- Padre, pero... ¿si estos maleantes se arrepienten antes de morir?
- Dios es amoroso y en su infinita misericordia perdona si el arrepentimiento es de corazón.
Púas sale de la parroquia y murmura entre dientes al subirse al carro.
- Entonces, ¿si se arrepienten no tendrán su castigo? Tenía dudas pero ahora estoy seguro de lo que haré –habla consigo mismo-.
Se sube a toda prisa a la Van, arranca y pisa el acelerador, avanza a toda velocidad por las calles que llevan al tribunal del Nuevo Sistema de Justicia Penal. Frente al edificio hay un bulevar, pasando el camellón, del otro lado de la acera, hay una loma, encima de ella, comienza una colonia.
Púas estaciona su auto por el bulevar dando a sentido contrario sobre el flujo normal de la calle próxima al frente del edificio, todo esto para entorpecer la persecución, en caso de que hubiera una.
¿Se puede justificar un asesinato? Se repite mentalmente. Quiere estar convencido de que lo que hará es lo mejor para la sociedad. Aunque su motivo sea egoísta, al tratar de desahogar sus problemas de esta manera.
- No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré. Si, te sostendré con la diestra de mi justicia. -Repite tartamudeando Púas, mientras una gota de sudor recorre su cara, prepara la mirilla del arma-.
Se impacienta un poco, la comezón en el dedo que tiene para apretar el gatillo del arma es perturbadora, le es difícil contener el sudor. No se puede permitir fallas en esto, un ligero tropezón y todo se puede echar a perder.
De la puerta principal de los juzgados sale el criminal, el mismo de los documentos que el juez tenía en su escritorio. Se aproxima a las escaleras para bajar y abordar un carro que lo espera.
Púas reza -El señor está a mi favor; no temeré ¿Qué puede hacerme el hombre? -Y dispara-.
Púas enciende la Van y avanza, el tráfico lo hace pasar desapercibido y se confunde a los dos kilómetros adelante, distancia que tardó para que la sangre pintara su cara de nuevo. Entra a una colonia de terracería y se estaciona frente a un domicilio. Ahí espera por medio de una hora sin que nadie se percate de su presencia, de la casa sale una niña de 4 años, observa la Van de Púas y sonríe. El joven, mira que la niña se da cuenta y baja del vehículo.
De la casa sale una mujer muy bonita, de estatura 1.50 de tez blanca y piel lisa, toma a la niña de los brazos y le abre el cerco a Púas. La niña es la hija de ambos, es muda y muy inteligente, los dos como padres le dan todo el cariño que pueden pues, el entorno que les tocó vivir no es muy apropiado para la niña.
- Te estuvimos esperando ayer, la niña se quedó todo el día en la ventana esperando que llegaras. -Dice Brenda mientras le abre la puerta de la casa-.
- Lo siento, estoy ocupado arreglando cosas… -hace una pausa y con mucha pena remata- saquearon la casa y una noche antes, en el trabajo me robaron el carro.
- ¿Qué casa? -Pregunta enfadada-.
- La del fraccionamiento Lagos del Sol -contesta-.
- Que la chin... ¿o sea que no tienes una casa para tu hija? -Se malhumora y grita-.
-No es mi culpa, he trabajado mucho para conseguirla, estoy igual de enojado que tú, ¿qué crees que yo pagué para que le hicieran eso? -Replica Púas – y en el trabajo las cosas están muy mal.
- Eres un mediocre, nunca le vas a poder dar nada a tu hija, por eso nunca me voy a casar contigo. ¿Así es como nos vas a mantener? Lárgate de aquí hasta que tengas algo que ofrecernos.
- Déjame estar con la niña un poco más -Le pide a Brenda-.
- Tienes quince minutos para despedirse.
Púas se acerca a su hija y la abraza, ella le enseña un juguete electrónico que recién ha abierto. Escribe en él -Te quiero, papá- y le da un delicado beso en el cachete. A Púas se le sale una lágrima y la limpia con el pelo de la niña, no quiere que lo vea llorar. Se promete darle una mejor vida y que la próxima vez que lo vean será para irse con él.
Las oficinas donde trabaja Púas son muy cómodas y refrigeradas, tienen gran tecnología para facilitar el trabajo que realiza.
 - Hola, adelante Púas, siéntate. -Le dice el director del periódico al recibirlo en su oficina. – te mandé llamar porque vamos a abrir una sección nueva que se llama El Centinela y quiero que te encargues de ella en el área de corresponsales, será una sección especializada en la zona de guerra.
- Claro que sí, cuente con eso. -Acepta Púas, aunque en  lo económico no representa nada extra, por parte del periódico, Púas se encuentra en una situación desesperante. – ¿Cuándo será?
- No  lo sabemos, tú sigue trabajando normal y te aviso cuando tengas que cargar tus maletas.
Cerca de la casa de Brenda la pareja de Púas, hay un parque y se encuentra jugando con su hija, la cual es la única hija de ambos. En este parque hay columpios con resbaladero y una caja de arena para que los niños más pequeños jueguen ahí. En esta pequeña caja está Brenda cuidando a la niña, quien se divierte con sus juguetes de playa.
A lo lejos, en la esquina del parque un camión baja pasaje, es Púas que viene a saludar a su hija y si se deja, a Brenda también.
- Hola preciosas. -Púas se acerca a las chicas. - ¿Cómo han estado? espero que este fin de semana les haya ido bien.
- Seguimos igual, esperando. -Replica Brenda con ligero humor sarcástico-.
- Sabes, he conseguido un departamento, lo voy a cuidar mientras el dueño esté fuera de la ciudad, se fue a Los Ángeles, California. Sería bueno irnos para allá mientras me recupero económicamente.
- ¿Oh si? -Brenda se pone feliz -Amor, se dirige a la niña – tenemos casa con papá. -Le dice a señas. Las dos mujeres se ponen felices y comienzan a bailar brincando en círculos-.
Púas se aparta un momento y se sienta en una banca a fumarse un cigarrillo. Un sujeto se sienta a un lado de él, le ofrece fuego y le dice.
- Buen disparo el de la vez pasada. - El Tipo Malo comienza la plática, quien viste de traje y corbata, pero lleva botas militares. Púas no se sorprende del calzado porque están en tiempo bélico y es normal llevarlos-.
- ¿Qué disparo? no entiendo. -Contesta Púas-.
- No puedes disimular, no te preocupes no soy policía, estoy aquí para contratar tus servicios.
- ¿Servicios? Sigo sin entender, yo soy reportero gráfico y trabajo por salario, no tengo ningún negocio.
- Escucha -dice Tipo Malo – Represento a los familiares de las víctimas de los asesinos que han estado saliendo libres sin motivo aparente. Son mujeres, niños e inclusive hombres que han sido afectados por este tipo de delincuentes. También a empresarios locales que están preocupados por la ola de secuestros y la inactividad del gobierno.
- Yo no soy ningún vengador. -Alza la cabeza Púas y observa a Tipo Malo-.
- No estamos aquí por una venganza sino por justicia. Cada lágrima, cada moretón, cada cabello arrancado y sangre derramada reclaman justicia. Estos delincuentes no saben otra cosa más que hacer eso. No estamos buscando una razón, no somos la autoridad psicológica en esto, ni venimos a descubrir el hilo negro. En este caso, somos gente afectada que ya sufrió, somos almas que están buscando su descanso y creo que eso te incluye también.
Tipo Malo le sigue contando por un momento. –Teníamos contratado a un militar israelí para hacer el trabajo pero supimos de tí y preferimos alguien que conozca la zona.
Púas se queda mudo, observa a Tipo Malo-Mi respuesta sigue siendo no, lo siento. -Se para de la banca, se dirige a Brenda quien ya tiene a la niña en brazos, la toma de la mano y se van caminando.
Los días pasan, Púas y Brenda arreglan el departamento que se les prestó. Ellos son humildes y no la tienen elegante pero si limpia. Púas cada que puede visita a su madre quien vive sola. En el trabajo los problemas no se han solucionado pero tampoco empeora.
Siguen los días calurosos, Púas está editando su sección de El Centinela. En esta sección aún no se pone nada de la guerra en Centroamérica que le comentó el director, pero si se pone los muertos por la guerra interna contra narcotráfico que, en especial ese día fueron 75 muertos en diferentes partes de la república y día con día aumenta esta cifra.
Luego de una larga jornada productiva, Púas acostumbra a irse a un bar llamado Hollywood, sólo para relajarse un poco, no para emborracharse. Este bar abre a partir de las 12:00 del día y se encuentra a espaldas de la plaza Baja California. Este bar tomó fama a finales del 1999 hasta mediados del 2007 entre la juventud universitaria, antes de que la guerra por la droga llegara a Mexicali. Ahora casi no es frecuentado pues los bares de moda son donde ponen música norteña y de banda sinaloense que alaba al bando delincuente de esta guerra.
En este bar se encontró a unos amigos que tenía mucho sin ver, se alegró tanto que perdió la noción del tiempo. Recordaron viejas hazañas cuando el rock era la música que marcó época y estos, como músicos de este género, eran los tipos de moda.
Mientras tanto Brenda en casa, se encuentra llorando, amarrada a una silla y frente a ella un Tecolín vestido tipo “Chinola”, con pantalón de mezclilla de marca desconocida y color aperlado, huarache y calcetines blancos, el cinturón facilmente le da vuelta y media a su cuerpo y el sobrante lo trae colgando. Estas personas son originarias de Sinaloa, uno de los estados más peligrosos del país y ostenta el primer lugar de narcotraficantes per capita, siento estos idolatrados por su población.
Le apunta con una pistola.
- No, por favor no vaya a disparar -dice Brenda mientras mira de reojo a la puerta del cuarto-.
Tecolín está en estado extremo paranoico, con signos de estar drogado en exceso.
- Quién está ahí -grita Tecolín - nomas que me mientas perra, te va a cargar la “chingada”. -Manipula la pistola en cada palabra mencionada-.
- Nadie, no hay nadie. -Llora y alza el rostro al techo mientras cierra los ojos cubiertos de lágrimas.
Tecolín entra al cuarto y saca a la niña envuelta en una cobija, aún dormida, se la da a Brenda para que la cargue.
- Llévese lo que sea pero no nos haga daño, por favor. Se lo suplico.
- Tú que “ijiste, ete a´boso”, pos si vengo por “utedes” vieja pendeja. “U´tedes, u´tedes se cree-en” muy listos por tener “educancia”, son unos… -se pausa un rato y piensa en la siguiente palabra que dirá, se acuerda -Ah, burgueses, unos burgueses. “No´hotros” hicimos la revolución y nada que nos ha hecho justicia.
- ¿De qué habla? -preguntó Brenda- Somos pobres, estas robando a gente pobre.
- Cállate “hendeja”, te quiebro, a mi me vale. Tú crees que a mí me importa eso, por mi muérete, ¡ops! es lo que he venido a hacer.
El primer disparo se lo da a la niña, el segundo se lo da a Brenda y el tercero entra por la boca y sale por la nuca de él mismo. La sala entera se inundó de sangre. Los disparos fueron con un arma corta, con silenciador y no alertó a nadie alrededor.
La plática en el bar es muy buena pero Púas se ha emborrachado lo suficiente y siente que no puede más, se siente mal. Carlos, uno de sus amigos se ofrece a llevarlo, este acepta.
- Sabes -dice Púas- Recién me acabo de venir a vivir con Brenda para acá, aunque mis problemas económicos siguen estando, teniendo a mis dos niñas conmigo me hace salir adelante.
Dan vuelta a la calle, Carlos lo deja en su hogar y se va. Este entra a la casa y está todo oscuro. Camina con dificultad, no sólo por el estado etílico si no porque se tropieza con los cuerpos. Llega al mando de luz y la prende.
En “shock”, se queda helado al ver los cuerpos. Sólo unos segundos bastaron para que la borrachera desaparezca y se diera cuenta de la gravedad de lo sucedido. Se cae de rodillas y comienza a gritar, abraza a Brenda y arrastra a la niña con ellos.
-. ¡Despierta! mi niña, ¡despierta! -grita mientras se balancea en su lugar, abrazado de las dos- Despierta, despierta, repite constantemente. -Púas se ha llenado de sangre todo el cuerpo, el olor a fierro es muy fuerte. Sin dejar de llorar desamarra a Brenda, la lleva junto con la niña, la cual se encuentra totalmente envuelta en la sábana, y la recuesta en el sofá.
Toma por el cuello de la camiseta a Tecolín y lo comienza a estrellar a suelo preguntándole repetidamente: ¿por qué? Sólo quiere saber eso.
El silencio cubre lo que un día fue un hogar feliz, la oscuridad se comienza a disipar por el amanecer, la luz entra por la ventana que da a la cocina e ilumina la sala también. Púas le ha clavado pequeñas tachuelas a Tecolín por todo el cuerpo tapando por completo el color de su piel.
Un estruendo irrumpe el silencio, Púas no se da cuenta, para él la ausencia de sonido sigue, se encuentra ido de mente con la mirada fija hacia ningún lado. La policía entra a la casa y atiende a Púas, este no le interesa nada y se deja hacer lo que sea, la vida poco le importa ya. Un cigarro sin fumar y con la ceniza sin caer adorna su mano derecha, en su rostro se dibuja el chorreo de la sangre que a esa hora ya está seca.
Las mujeres ya están tapadas y con veladoras, tienen a sus pies flores maltratadas por lo tosco de su despojo de la tierra, ensuciando, de esta manera, a las merecedoras de estas rosas.
- Lo más duro de vivir en pareja es tener que sepultarla, pero más duro y doloroso es tener que sepultar a los hijos cuando, por el proceso natural de la vida, son ellos los que nos tienen que sepultar a nosotros. -Habla en su mente y repite también- En este caso se une el deseo de venganza que no se puede desvanecer, el asesino se suicidó y la intriga me carcome. Me pregunto ¿porqué hizo esto?... Ni una carta, ni una amenaza previa. Sólo vino mató y se suicidó. ¿Contra quién tengo la rabia que en mi interior crece? Y la pregunta del millón ¿contra quién desahogo mi deseo asesino?- Finaliza.
Mexicali, la ciudad donde vive fue construida sobre desierto, poco o casi nula es la lluvia ahí pero, pareciera a propósito, esa temporada caen aguaceros que parecen no terminar, tal como si fuesen las lágrimas de los ángeles por el intenso ardor de Púas y el deseo de muerte. O es acaso que la muerte prepara el sendero donde caminará para recoger las almas de quién vino a reclamar.
Ha pasado más de un mes de la trágica muerte de las dos mujeres que más amó Púas y éste aún no se recupera. Pelo largo, desaliñado y sucio. La barba le tapa todo el rostro y su comida la compra en la calle, sólo sale él con su cámara, cumple con su trabajo y se regresa a casa. El teléfono pocas veces lo toma, le deja el trabajo a la máquina contestadora.
La mayoría de sus llamadas son de su madre y amigos tratando de animarlo, invitándolo a comer o a fiestas pero él simplemente los ignora. Hasta que una llamada le aclara la mente; es Consect.
- Púas, amigo. Siento mucho lo que pasó pero, sabes… Estoy metido en un problema y necesito efectivo. Recuerdas lo que te llevaste de mi casa… este… mmm, me pregunto si tendrás un abono. Disculpa que te lo diga por teléfono pero, he ido a tu casa y no hay nadie... este, si no lo tienes no hay problema, pero sabes. Estoy necesitado, ¿entiendes? Bueno, si puedes pasa por el “cantón” y arreglamos eso. Bye… ¡supéralo! Paz.
En ese momento todo se le aclaró, había olvidado por completo el rifle, pero no para pagarlo sino por la utilidad que le puede dar a su venganza.
El primer asesinato fue un trauma para él pero, con la muerte de su esposa e hija ya no tiene nada que perder. Va hacia el garaje de la casa y de una alfombra que saca del armario desenvuelve el rifle, lo carga, lo arma y sonríe.
A partir de esa noche se le quitó la cara triste, cambió su semblante por completo. Ahora puede caminar por la lluvia sin miedo a mojarse, tiene un propósito en la vida. Él lo ve claro, sabe que matar es malo pero, ¿quién extrañará a delincuentes? ¿Quién los defenderá en caso de que les pase algo?
Cuando era niño, -recuerda- en la casa del vecino agarraron a un ladrón, la policía llegó y el mismo gendarme dejó que el ofendido le metiera un descontón, todos pretendimos no haberlo visto, pero creo que se lo merecía por tener derecho a venganza, la justicia llegará después. Sólo que la justicia, en este tiempo no existe, la venganza será la única justicia que conocerán los enemigos públicos de esta ciudad.
- Mataron a mi familia y el responsable se quitó la vida, ahora voy a buscar venganza con quienes hagan lo mismo, acorralando como ratas y matando a la gente mala.
En la ciudad hay dos tiendas de música afamadas, una de ellas es musical Baja y la otra, por ser la primera aún más famosa tiene de nombre: Musical Sánchez, esta última se encuentra sobre el bulevar López Mateos, frente a la primer plaza comercial exitosa que tuvo Mexicali, La Cachanilla.
Púas va a este centro de venta musical y pide un estuche de guitarra, el dependiente le enseña varios y escoge el más discreto, liviano y con un buen mango anatómico, por aquello que tenga que andar a pie por la calle, no querrá verse en un problema de robo.
Llegando a casa pone el rifle en el estuche, espera a que caiga la noche y se mete al hogar del vecino, se viste con su uniforme. Éste trabaja en la Comisión Federal de Electricidad se pone el overol, casco, guantes y se lleva un imán pequeño que lo pone en la puerta de su carro e indica que su vehículo es parte de la flotilla de la empresa eléctrica federal.
Llega a una casa de departamentos, habla con la dueña de estos y le explica que tiene que hacer una revisión de rutina, Púas entra al departamento, se asoma por la ventana trasera y observa que da directamente a la salida del edificio de los juzgados donde se les lleva el proceso a los criminales más polémicos y sanguinarios de la historia y que, misteriosamente están saliendo todos libres.
A un lado de estos departamentos hay una casa abandonada y se pasa por el patio trasero, saca de la caja de herramientas la mira telescópica del rifle sólo para observar que tanta visibilidad puede tener hasta su objetivo. Ésta es impecable. Guarda las cosas, sale del departamento no sin antes preguntarle por la casa contigua que está abandonada. Esta le contesta que no sabe nada, los dueños se fueron y no han vuelto.
Al día siguiente, Púas entra con sigilo a la casa deshabitada, se acomoda una silla de playa, con el rifle en mano, espera a que den las 12:00 del mediodía, toma un cigarrillo y lo prende, le da una bocanada, abre un paquete de chicles y se come un par. Si hay una cosa que más molesta a Púas es tener que esperar, pero por esta ocasión está siendo paciente, él sabe que debe de serlo.
El reloj marca con sus manecillas el tiempo que transcurre, Púas se pone en posición, con una cobija cubriéndolo, del mismo color que la recámara donde está.
Observa por la mirilla que sale varia gente del edificio, todos vestidos de smoking, aún no ve nada interesante. De pronto observa a un sujeto con una tejana de sombrero, en sus muñecas pulseras y esclavas de oro muy gruesas. En el cuello una cadena grande del mismo material y con la figura de una AK-47, la camisa es de seda y con el rostro de Malverde en la espalda y botas picudas, Púas dice.
- Este es. -Recita el salmo 142, 2-3- Invocaré al señor con toda mi voz, con toda mi voz invocaré al señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia. -Terminando de decir el salmo todo se enmudece y dispara, sólo el canto de las aves se escuchaba y fueron interrumpidos por el certero disparo que mató a la víctima-
A partir de este asesinato, o como lo llamó el Tipo Malo que lo visitó en el parque; acto de justicia, comenzó la serie de crímenes para ajustar las cuentas con las víctimas. Púas se valió de su trabajo en el periódico para estar al tanto de los crímenes cometidos en la ciudad y del avance en los juicios. Para luego ir con el juez, con quien ya había hecho amistad, saber dónde y a qué hora sueltan al criminal.

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