En
una oficina fría y oscura está Tomás, acostado en un polvoriento sillón. Tomás
es un ex detective de las fuerzas especiales de la Policía Estatal Preventiva
de Baja California. Retirado, de edad avanzada, que se dedica a resolver
crímenes difíciles y cobrar la recompensa, la mayoría de los policías lo
conocen y lo dejan desempeñarse bien en su labor.
Por
la radio de frecuencia policíaca se entera de los crímenes que se van
cometiendo en la ciudad, de cuales necesitan su intervención.
En
el escritorio siempre está prendida su computadora, una PC color crema muy
vieja. Todo el tiempo conectada a internet, como página principal tiene a
Radiopatrulla.com, página especializada en dar a conocer mucho antes que los
demás sobre los crímenes y criminales que se comenten en Mexicali.
- Hace varios días no puedo dormir -medita en soledad recostado en su sillón y con un ojo a la computadora, el humo del cigarrillo envuelve la habitación la cual sólo es alumbrada por las luminarias de la calle, luz que entra por las ventanas y el destello del monitor pega en su rostro- Los crímenes en esta ciudad parecen no tener fin, ayer por la noche un padre golpea a su familia y violó a su hija, una niña a la cual le faltan pocos días para cumplir sus 15 años. La primavera se convirtió en un frío invierno, ella no se merece conocer la maldad de este mundo, no de esta manera, debe de vivir de acuerdo a su edad, paso a paso. Para ella todos somos una basura, en realidad tiene razón, pero no tiene porqué saberlo insisto, no de esa manera. Este mundo tiene sus detalles que pueden ser malos y buenos, si haces cosas malas te suceden cosas malas. Esas patrañas del “karma”, según mi experiencia, son pretextos que la gente toma para explicar lo que desconoce, prefiero llamarlo justicia poética. Esa niña fue rentada por su padre, se la ofrecía a sus amigos para tener sexo, claro, es una niña, ¿qué sátiro no quiere tener sexo con una niña?, o... ¿qué demonio rechaza un instante de cielo por no poder tener un infierno estable? -divaga, camina al baño y se moja la cara con agua helada, se seca con una toalla rota y mugrosa.
Afuera
se torna todo de color azul muy oscuro, a punto de oscurecer, ambiente lúgubre.
Lo espera su carro estacionado, casi convertido en chatarra, un AMC Pacer,
carro extremadamente feo con un cofre largo y, donde se supone va la cajuela,
es una burbuja de vidrio. Humea mucho y es el que usa Tomás para transportarse
en la ciudad.
Se
sube, prende un cigarrillo y arranca el vehículo, toma unas pastillas para la
depresión, se las pasa sin haber tomado gota de agua. Avanza por la ciudad, el
carro transita las calles solitarias pues, a esta hora de la madrugada no hay
mucho movimiento. Llega a un barrio donde la gente vive en extrema pobreza, se
estaciona frente a una casa construida de cartón, un cerco roto de pedacería de
maderas delimita el accidentado terreno.
Tomás
apaga las luces del carro y entra a la casa, saca la lámpara de mano, una
grabadora de bolsillo y comienza a hacer apuntes orales en su tablet Samsung
Tab 3, aunque le falla a cada momento la sigue usando, ha estado a punto de
morir varias veces por lo lento funcionamiento de su sistema operativo, a veces
tiene que esperar el reinicio del dispositivo para poder usarlo de nuevo y la
acción que debería llevar sólo un par de segundo se extiende a casi media hora.
-Estoy en la casa del caso Karina, está fabricada de cartón, tiene en la entrada el cordón policíaco, avanzo por la entrada, se nota la poca higiene de sus habitantes, tiene tres recámaras a las cuales sólo las divide cartones húmedos a punto de caer. El caso Karina se refiere -sigue grabando- a la niña cuyo padre la prostituyó con sus amigos albañiles, antes de eso fue violada por su propio progenitor mientras su madre estaba fuera trabajando. Cuando se supo del caso, la policía vino por los padres y por la niña, Karina estaba escondida debajo de la cama y no fue encontrada, pero como a los policías no se les informó de que esta niña tenía una hermanita de 8 años, supusieron que la pequeña menor, quien sí encontraron en el cateo, fue la ofendida. Al ser revisada en el hospital no se encontró ninguna señal de violación y mucho menos de haber perdido su virginidad, por lo que los padres no fueron procesados. -Apaga la grabadora, se inca para tomar algo del suelo que se le hizo sospechoso- Pero no vengo a resolver una investigación que ya está resuelta. Vengo a ver quien intervino en este caso. Karina desapareció y los padres, al llegar a la casa fueron asesinados de la manera más salvaje y no por la violencia, sino por lo tardado de las torturas que no les dejaron morir hasta haber vivido una dolorosa agonía.
Las torturas que describe el parte
policíaco son similares a las que se usaron en la Inquisición, los encargados
de perfilar al ignoto aseguran que el asesino cree tener el compromiso del
Santo Oficio como inquisidor, ya no castigando la herejía, sino la
delincuencia.
El
método utilizado para matar a la pareja fue sentarlos uno frente al otro, a una
distancia de un metro, amarrados a una silla de pies a cabeza, dejándolos
inmóviles, les cose cuidadosamente la boca con hilo de acero. Les puso una
cubeta con utensilios de construcción, de los más finos.
Una
vez puesto los guantes prende un soplete y lo deja en la mesa que está a un
lado, saca una navaja y corta un poco de la muñeca del padre. La sangre baña
toda la estancia pero de inmediato sutura con el soplete, deteniendo la
hemorragia pero dejando el dolor, una y otra vez por todo el cuerpo repitió la
misma operación, dejando llagas dolorosas y que no puede ser desahogado con
gritos por estar cosida la boca, por lo que se comen su ira y enojo.
Agonizando
el padre sigue con la madre, a esta le venda los ojos y le comienza a poner
cubos de hielo en la muñecas, en las rodillas y en todas las partes donde hay
cartílago. El terror psicológico causado con esa tortura hace que se muera de
la impresión, no por estar siendo víctima de cortadas, si no porque la mente
supone que las extremidades se están desangrando y con esto le da una muerte
inminente.
Según
avanza por la casa recolecta objetos que le parecen sospechosos, no son muchos
pero estuvieron el día de los hechos y pueden ayudar a dar una idea de lo
sucedido el día de la ejecución.
Mientras
avanza puede observar unas huellas frescas dentro de la recámara de la niña, le
da curiosidad y las sigue. Su sorpresa es mayor cuando en determinado lugar de
la habitación esas huellas desaparecen.
Tomás
toma unas fotos del recorrido de estas huellas, del carro saca una lámpara de
luz negra y la conecta a una pila portátil que lleva dentro de una bolsa,
prende la lámpara cerca de las huellas en cuestión y éstas tienen bordes
luminosos lo cual llama aún más la atención de Tomás. Del saco que trae puesto
saca una cuchara y una pequeña bolsa e introduce en ella una muestra de este
elemento brillante.
Arriba
del carro mientras transita por la ciudad hace sus anotaciones orales en su
tablet. La radio, por la frecuencia policíaca, advierte de un nuevo asesinato
en la casa de un conocido sicario.
Tomás
llega lo más rápido posible, en el área ya estaba un fotógrafo de la prensa
haciendo su trabajo. El detective se da cuenta y lo manda sacar, todas sus
huellas están en el área del crimen. Tomás pelea con él haciéndole la
observación de que ya está contaminada la zona.
El
fotógrafo agacha la cabeza y se retira.
- ¿A qué nos enfrentamos? -pregunta Tomás a un ministerial amigo suyo que se encuentra en el lugar-- No lo se, parece un enfrentamiento de bandas pero, si observas bien, los tiros que les dieron muerte a los sicarios vienen de fuera, parece trabajo de un francotirador -caminan un poco entre los cadáveres- la confusión comenzó con un petardo que se tiró al interior -señala el lugar- por la ventana y ahí comenzó la masacre. Disparando a la oscuridad y los de afuera con siete percusiones acabó con ellos.- ¿Tienen ustedes a alguien haciendo eso?- No, el gobernador ya no quiere ese tipo de “arreglos”, los comandos de la muerte desaparecieron hace mucho. -contesta Ministerial- Y nosotros ni nos metemos, tú sabes, que se maten entre ellos, mejor.- ¡Oh, señor! Apiádate.- se da la vuelta y camina hasta su carro, dentro de él se queda pensando, toma la luz negra, se baja y rodea la casa por fuera, dirige la luz hacia el suelo y no observa nada raro, vuelve a la entrada principal y rápido regresa de nuevo a la parte posterior de la finca, alcanza a ver que un tipo vestido de negro corre brincando la cerca, lo corretea pero no lo logra alcanzar.
Se
dirige a una ventana de la casa que está abierta por donde se presume salió el
tipo, apunta con la lámpara hacia las huellas y observa lo mismo que encontró
en la escena del crimen anterior. Pequeños elementos brillantes rodean las
marcas de los zapatos.
El
Ministerial lo observa de lejos y pregunta si ocupa apoyo, Tomás le da una
respuesta negativa y remata diciendo -Todo Aburrido acá, ¿qué tal allá?-
Ministerial asiente y sigue con su trabajo.
Tomás
se guarda la lámpara y va apresuradamente al otro lado de la cerca para seguir
las huellas, se aleja un poco del lugar donde se encuentra la policía y en un
determinado lugar de la calle las manchas brillosas desaparecen.
Por
uno de los dispositivos que tiene para comunicarse le llama a su amigo
Ministerial y le pregunta si aún tiene en la patrulla un contador Geiger; un contador Geiger es un instrumento que permite medir la radiactividad de un objeto o lugar y a Tomás se le ha ocurrido la idea de medir los
residuos luminosos que dejan las huellas del tipo misterioso. Una vez estando
ahí los dos individuos, Tomás acerca el aparato al objeto luminiscente y este
comienza a hacer ruido detectando partículas ionizadas y lanzando una lectura
baja, casi nula pero que, aún así es extraña.
En
todo momento hace anotaciones orales, grabando exactamente todo lo que observa,
sea o no sean importantes. Esta vez destaca la medición, el objeto brillante y
la desaparición extraña. Tomás se siente con la responsabilidad de detener al
asesino, siente una presión personal tan grande, por lo complicado del caso,
que se está volviendo una obsesión y la razón más importante es porque la
policía ministerial no mete sus narices en estos casos.
- Piensa, piensa. ¿Cual es la razón de la existencia de este personaje? -Camina por la ciudad, día, noche, atardeceres. Observa a la gente, su comportamiento, sus reacciones cuando lee el periódico y está la noticia de los muertos. Nadie grita, nadie actúa, nadie se inmuta. Ya lo han tomado como una cotidianidad insensible que a la vez los vuelve insensibles a ellos.
Aunque
ya tiene dos pistas sigue siendo un misterio la identidad del asesino.
Otra noche sin dormir, ya es mediodía,
apenas va llegando a su oficina y se recuesta en el sofá para descansar un
poco, dormido se pasan rápidas las horas y la noción del tiempo es corta,
siente que anochece pronto. Lo malo son que las pesadillas siempre vienen el
día menos esperado, y su problema de azúcar y depresión las acentúan aún más,
no obstante esté trabajando de lado del bien, el miedo está presente día a día.
Desde
su jubilación siente presente la muerte, ya no en otras personas si no en él
mismo, siente que debe de reparar esos daños que hizo en su juventud cuando la
poder judicial aún era un nido de gorilas haciendo la ley de Herodes, “o te
chingas o te jodes”.
Un
ruido dentro de su oficina lo despierta, terminando de esta manera con su
pesadilla, la habitación está cubierta de oscuridad de nuevo, mira fijo a una
esquina donde la luz mercurial no a llegado antes y siente que alguien habita
ese espacio, mira fijo de nuevo sin parpadear y se da cuenta que alguien está
ahí, el corazón golpea fuerte su pecho, sabe que se tiene que controlar para
poder salir vivo.
Con
movimientos sigilosos y tratando de no ser descubierto, Tomás alcanza el
“switch” de la luz negra y la enciende, un pequeño camino luminiscente se
dirige al lugar donde fijó su mirada al despertar y despejó su duda, ahí se
encuentra una persona, pero no cualquier, es el tipo misterioso que se
escabulle en cada escena del crimen.
Al
verse descubierto el tipo misterioso pega un salto, no sin antes que Tomás
pudiera tomar su pistola y apuntar, inmóviles los dos, cara a cara se
cuestionan sus intenciones.
-
¿Haz venido a matarme? -pregunta primero Tomás-
-
No, al menos que esa sea tu intención para conmigo.
-
Entonces, ¿qué es lo que quieres de mí?
-
Tu y yo tenemos un objetivo en común, el de encontrar a la persona que está
asesinando a los maleantes.
-
Pensé que tu eras esa persona -Responde Tomás con asombro, se acomoda las gafas
de aumento-
Tipo misterioso camina hacia la luz,
descubre su rostro el cual es tapado por un pasamontañas negro y el gorro de la
sudadera. La sorpresa de Tomás fue mayúscula cuando vio en ese rostro la cara
de una mujer, una mujer bella, de tez blanca y cabello negro como la oscura
noche, se presenta como Belicia, niña de escasos 21 años y de muy buen cuerpo.
Esta
mujer expone las pruebas que ha recolectado en cada escena del crimen y su
hipótesis sobre quién puede ser el individuo que buscan, unen cabos y esperan a
que actúe de nuevo para ver si está en lo correcto. Tomás saca los periódicos
donde salen los asesinatos de este personaje y ven que en todos el fotógrafo
que toma las instantáneas tiene un lugar privilegiado en tiempo y lugar con
respecto a los hechos. Datos exactos y sin necesidad de boletín oficial, así
como en la edición de principio de semana pone una lista de maleantes que
saldrán de la cárcel esa semana, se dan cuenta que los va terminando de acuerdo
al listado en cuestión, lo recortan y tachan los nombres de los muertos y se
aseguran por saber el paradero de los demás, teniendo resultados muy pobres.
No
les queda más que esperar al siguiente asesinato e ir lo más rápido posible.
Belicia saca un sistema de comunicación portátil de dos vías, con auricular
compacto que sólo se pone en el oído y con un micrófono incrustado en el reloj
de pulsera que usa cada uno de ellos. De esta manera estarán coordinados.
Para
poder conocer mejor el ambiente en que se desenvuelve Tomás, lleva a Belicia
con sus amigos. Ésta noche tendrán una fiesta en la casa del comandante, una
casa muy grande en un exclusivo fraccionamiento, con alberca y seguridad
privada. Al llegar a la fiesta todos los policías vestidos de civil saludan a
Tomás, le invitan a pasar, a tomar cerveza y lo felicitan al verlo con tan
bella compañía.
Belicia
se confunde por un momento y aprovecha a que en el vestíbulo no hay gente, ahí
le pregunta sobre esta gente, la chica piensa que están en una fiesta de
maleantes por todas las cosas de consumo ilegal que ahí hay disponibles.
En
la música, los “narcocorridos” están a todo volúmen y el total de los presentes
cantando canción tras canción, Belicia le dice a Tomás que no comprende cómo es
que las cantan si cada una de las melodías habla sobre a quienes ellos tienen
que detener y, a parte, en algunas estrofas se habla de la complicidad de las
autoridades en los actos delictivos.
Tomás
se disculpa diciendo -son sólo canciones-.
- Había oído esta parte de la historia de México -interrumpe Belicia- pero nunca me imaginé que fuera tan grotesco-. Tomás no entiende lo que la chica dice.
El
enojo de la dama es evidente y a cada rato cuestiona a Tomás si él es cómplice
de estas acciones, él responde que no, le da de ejemplo que observe nomas el
carro que tiene.
- Tomás- habla Belicia con voz fuerte, enojada- He venido desde un lugar muy lejano para encontrar al asesino, me transporto en un vehículo que emite radiación y pulsos electromagnéticos que son mortales en los humanos si se abusa de él. Al ver esto -apunta hacia la fiesta- me pregunto si valdrá la pena, si todo esto podrá cambiar algún día.-Supongo que con la esperanza que nos da la fe, créeme que yo hago algo por cambiar esta situación, en primer lugar no siendo cómplice o ¿Por qué crees que yo investigo estos casos? ellos no hacen nada, sólo archivan y lo dan por terminado. Aparte de que tienen rezago en ello, tanto asesinato requiere muchas horas hombre.- Lo que más pena me da, es que esto es imitado por los menores, la historia les juzgará duro. No hay país en toda América que haya derramado más sangre para construir una nación. Europeos, americanos e indígenas murieron para que sus hijos no perezcan por hambre. Esa sangre que sirvió de cimiento a la república hoy, las nuevas generaciones escupen sobre ella, manchando el honor en cada tumba y monumento erigido en su nombre. Oigo lamentos que salen de ultratumba, son los sollozos de nuestros héroes que sacrificaron por darnos tierra donde vivir, mar donde pescar y hermanos con quien jugar, están viendo con pena que no merecemos el esfuerzo. Nuestros hijos se están matando, nuestros hermanos nos agreden en una guerra tonta y sin sentido, digna de orates alienados. Tomás, el cielo se está quedando sin mexicanos. -Termina Belicia.
Al
día siguiente, por la noche, Tomás se va a “patrullar” con su carro por los
barrios bajos de la ciudad. Aunque es tarde, los niños invaden las tristes
calles que están sin pavimentar, haciendo pequeñas pandillas y, de una manera
descarada, se acercan a los carros que pasan y ofrecen su producto, en este
caso una droga sintética llamada “Ice”.
En
la esquina, donde está una tienda, el detective se baja para comprar unos
cigarros, al salir se para en la puerta para prender uno, a los niños que
observa se les detiene una camioneta y del interior por la parte trasera se
oyen disparos dándoles muerte a todos los de la calle. Esta camioneta, al
arrancar, tiene abierta la cajuela y de ella otro de los tripulantes dispara a
lo loco con un “Cuerno de Chivo” alcanzando a dar a quienes probablemente
pudieron sobrevivir con los primeros disparos sin embargo, le da también a las
casa aledañas, llevándose con ellos a varios niños inocentes que no tenían que
ver con los traficantes, pues las balas de esta metralleta entraron hasta el
interior de los hogares dándoles muerte a los inquilinos y dejando a otros más
heridos.
Aunque
el suceso es muy grave, Tomás no se mete, no es su investigación pero, no evita
sentirse triste por ello, pequeños infantes jugando a la guerra, no teniendo en
cuenta las consecuencias, sin poder apreciar la vida que se les da, el gran
regalo que se les dio a custodiar, no tienen presente que la muerte es algo
definitivo y perpetuo. No es cómo en los videojuegos que echando otra moneda te
regresan la vida para seguir avanzando con los obstáculos.
En
este asesinato, el cual presenció de manera fortuita, no espera que vaya el
asesino que busca, esos cuerpos serán recogidos por El Servicio Médico Forense,
llevados a realizarse el peritaje correspondiente para luego ser archivados y
olvidados. Toda la vida de los asesinados, poca pero al fin vida, se volatilizó
en el tiempo, sus sueños y fantasías jamás se cumplirán, ese día cinco probabilidades
de que este país pueda salir del hoyo se esfumaron.
De
regreso a su oficina, se asoma al servibar y saca una caja con comida china, la
calienta en el microondas en eso Belicia se comunica con él y le pide su
presencia, el tipo al que buscan ya mató a otra persona, esta vez en una zona
de nivel socioeconómico medio.
Tomás
se apresura a ir pero al salir se da cuenta que su carro ya no tiene batería,
se la robaron. Fue suficiente cinco minutos para que los ladrones puedan
realizar su “trabajo”. Éste le llama a Belicia y le explica, la chica va por él
pero esto les hace perder tiempo y ya no pueden cercar al asesino.
Belicia
tiene un carro negro, vidrios polarizados, Cadillac. De cofre grande y gran
potencia en el motor.
Al ver que es inútil ir al lugar de los
hechos, Tomás tiene una gran idea, le pide a Belicia ir al edificio de la
Procuraduría del Estado para hablar con uno de sus amigos que se encuentra en
comunicación social. Este edificio se encuentra a un lado de donde Púas hizo su
primer asesinato, al pie de la banqueta se muestra grande un letrero hecho de
hierro sobre una barda de concreto el cual dice: “Cuidar del orden para que el
orden nos cuide”.
Al
entrar pide hablar con su amigo, este lo recibe con gusto y los hace pasar, le
explica el favor que necesita y es vital para poder atrapar al asesino. Dentro
de su imaginación saca un suceso inventado del asesinato ocurrido esa noche
para mandarlo como boletín a los medios de comunicación, el objetivo es ver la
diferencia entre lo publicado, el boletín y los hechos verdaderos.
Husmeando
entre los papeles del escritorio de su amigo se da cuenta que en los
expedientes se refieren a un “Pancho” por no saber la identidad del asesino,
pero que, aún así, en lo boletines no muestran ese nombre, sólo ponen “un
desconocido” sin dar a conocer que la línea de investigación sospecha que es un
sólo individuo el que está matando a los maleantes.
Como
una manera de que Belicia no se expusiera más con la radiación, Tomás le
ofreció hospedaje en su oficina, ella aceptó pero con sus precauciones pues
sabe que la debilidad del detective es la lujuria y podría estar en peligro.
Para defenderse Tomás, dice que está consciente de su situación y hace lo
necesario al respecto, sin ahondar en el tema, lo dice para que la chica esté
tranquila.
Al
día siguiente ven que el vespertino publíca las fotos de la ejecución que
esperaban, y pone en el extracto noticioso lo que realmente pasó y no lo que
Tomás puso en el boletín, ahora sólo falta saber quien es el que le pasa esa
información al periódico pues los demás medios se apegan a la circular oficial.
El
centro de la ciudad de Mexicali, mejor conocido como “Tango”, es un lugar de
bares y cantinas, donde la policía y las prostitutas caminan por decenas. Este
es un lugar de tolerancia pero, el gobierno local tiene mucha presencia ahí, no
sólo para vigilar sino para que quienes vayan a gastar lo hagan hasta quedar
totalmente limpios y quienes no tengan dinero, no entren a molestar.
A
lo largo de cada manzana hay tiendas, abarrotes, retacerías, limpadurías, y
muchos negocios legales que funcionan de día, en el segundo piso de todas estas
tiendas es un hotel inmenso, el cual tiene sus entradas en cada bar. Por cada
cinco tiendas hay un bar de desnudistas y cada bar de estos tiene su local para
sólo beber.
En este hotel trabajan muchas mujeres,
hombres y transsexuales, de todos los lugares de américa latina, son personas
que vienen de paso intentando brincar el cerco que divide México con EU y, por
las carencias económicas, los asaltos de polleros y por la deportación de la
policía migratoria se quedan en esta ciudad ejerciendo el oficio más antiguo,
se han llegado a encontrar niños y animales también.
Tomás
tiene buenos contactos en este hotel con las prestadoras de servicios y va con
ellas siempre que tiene alguna duda de los planes del narco o de los deseos sin
importancia de los ayudantes de los capos, llamados “Chacas” o simplemente para
gozar de un servicio.
Tomás
entra con Belicia a un lugar que ofrece como espectáculo principal a chicas que
bailan desnudas en el tubo, se sientan en un sillón y llaman a un mesero, este
los recibe y le pregunta al varón si entrará con la misma. De inmediato este
les manda a una chica pero tiene que entrar con ella a un cuarto en privado,
que se renta por 15 minutos, en él la mujer le da el servicio al cliente,
cualquiera que este contrate.
Una
vez dentro, casi desnuda, con vestido transparente que deja ver su figura
directa pero difuminada por la naturaleza de la tela, y en la cara más
maquillaje que un payaso de feria, se acerca al detective y le da un beso
dejándole marcada la mejilla.
- Qué, ¿Ya me cambiaste por una niña? –Observa a Belicia de pies a cabeza.- No, ya sabes que entre tu y yo no morirá lo que tenemos. -Responde mirándola fijamente a los ojos- Necesito saber lo que se dice con respecto a las ejecuciones recientes.- ¡Uy! mijo, ahora si que parece ser algo grande. -hace una pausa mientras sirve vino en una copa de vidrio- La semana pasada vino un tipo de edad avanzada, vestido de ropa militar muy lujosa, de gala, como sifueracapitán del ejército o algo así, exagerado en alhajas de oro por el cuello, brazos, aretes con una extraña caja de madera e incrustaciones de diamantes en la mano, diciendo que es el corazón de una virgen, me contaba cosas como “ya se acerca el tiempo”, “cuídate”, “ellos se están entrenando”, cosas que parecen no tener sentido. Me di cuenta que las cosas que me platicó comenzaron a suceder. Como las ejecuciones entre los narcos y el sadismo con las que son realizadas. El tipo trae una cadenita en el cuello con el dije de la santa muerte, a cada momento la besaba y me dijo que no haga oración por los moribundos, ellos se levantarán de nuevo y no harán oración por los que seguimos vivos.- Princesa. –Tomás le acaricia el rostro-¿Sabes cual es su nombre?-No, tiene el tatuaje de un hechicero en su espalda.-Si sabes de algo, alguien o te vez involucrada en problemas, háblame. Vendré enseguida.
Tomás
le pone en el rostro la mascada que lleva la chica, al tiempo que hace eso se
escuchan disparos en el bar, salen con rapidez y en el suelo están los
comensales, algunos gritando en crisis nerviosa. El tipo de vestimenta norteña,
levis negros, botas vaqueras, texana y camisa de seda, está disparando y ha
matado a la mayoría de los presentes, otros tantos alcanzaron a escapar. Tomás
se da cuenta de la situación y le habla a Belicia, le recomienda que vaya hacia
él. La chica cree que puede solucionar las cosas pero Tomás insiste.
-Ni se te ocurra, las personas una vez acabando de matar lo siguen haciendo, además la policía tiene todo bajo control, pero necesito que vengas al cuarto- le dice por el comunicador. Belicia le hace caso.
Por
una ventana que se encuentra a escasos centímetros del techo se asoma del
exterior una pequeña manguera negra, es una cámara de video, los policías
evalúan. Aún hay sobrevivientes pero desde ese momento lo niegan e informan que
están todos muertos adentro del bar, así que entran disparando a todos en el
lugar con armas de grueso calibre, dándole muerte al solitario asesino y a
quienes tuvieron el infortunio de haber estado adentro.
Antes
de salir del lugar, la sexoservidora les da una tarjeta con la dirección que los llevará al lugar donde podrán encontrar al tipo raro que la visitó.
De
ahí se dirigen de inmediato a la dirección que se les proporcionó, llegan a la
casa. Al entrar ven en el patio sangre y cabezas de gallinas tiradas. Bolsas
con hojas de palmera secas. Tocan y nadie les abre, se asoman por una rendija,
abren la ventana se introducen en el domicilio, pasan hasta el último cuarto y
en él ven una cruz grande en forma de equis con cinturones en cada extremo, hay
sangre y pedazos de carne en el suelo, en el buro hay un dibujo de un tipo
desnudo y debajo de la hoja la palabra “metal” y señala el cuerpo del individuo.
Arriba de la hoja hay una cadenita con la estrella de David.
Un portazo interrumpe su concentración y
el par sale corriendo hacia de donde proviene el ruido, quieren saber que lo
causó, del otro lado de la casa un pistolero les dispara obligándolos a
esconderse, Tomás saca su arma y repele la agresión. Por encima de él la
cristalería del lugar se rompe cayendo todos los vidrios por encima, las
botellas de licor lo empapan por completo el olor es exagerado y poco molesto,
debajo del mueble, donde se esconden mientras el pistolero sigue percutiendo su
arma, hay pequeñas botellas de tequila, Tomás agarra un par y se las guarda.
Belicia lo mira y le reclamapues mientras el pistolero vacía toda la carga de
su arma, él piensa en tomar. Le contesta que si el pistolero los quisiera
muertos ya lo hubiera matado, esta balacera es sólo una distracción o una
llamada de atención. Al pistolero se le terminan las balas y sale corriendo, se
sube a una camioneta Tahoe que lo esperaba con chofer y salen a toda velocidad.
La
noche se prolonga, la sensación es cómo si durara bastante, las calles de la
ciudad ya no son lo que eran antes, la guerra le ha quitado a la juventud la
vida nocturna y deja a los traficantes apoderarse de ella.
Cualquier
casa de la ciudad puede ser de seguridad, de esas donde guardan a los
secuestrados mientras negocian el rescate, es difícil entonces saber donde se
está realizando un crimen, pero si se entrara al azar a una casa sería muy
probable que ahí se esté consumando el acto criminal.
Cada
caso de asesinato es más grave que el anterior y toda la población está al
pendiente de los hechos, se siente con miedo al ser las posibles víctimas en el
futuro.
A una de esas casas asisten el par y
observan la camioneta que abordó el pistolero, entran a esa casa, este tipo
está en un cuarto, totalmente
ensangrentado, grita y clama por que la muerte se lo lleve pronto. En la
oscuridad que envuelve la recámara sólo se hace presente por los clamores de
este tipo, al encender la luz ven que cuelga del techo. A primer vista creen
que vuela, se detiene inerte a pocos centímetros del techo, no se pueden
acercar pues en el piso hay alambres que forman una cuadrícula, están
instalados de pared a pared por todo el piso a una altura de 30 centímetros,
cada alambre está conectado a una resistencia que lo pone al rojo vivo y es
imposible tocarlos. La batería alimentadora se encuentra al centro de la
recámara y no se puede alcanzar fácilmente así que ven la manera de descolgarlo.
El
tipo no quiere ser salvado, presiente que el final de su historia está cerca y será muy dolorosa en caso de que lo intenten ayudar.
...
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