martes, 28 de junio de 2016

El Diablo Está Enojado, EP1: Kirieleison, CAP 2: La Gran Ciudad (ficción)


Capítulo 2
La Gran Ciudad
Herman es un joven de 20 años, estatura de 1.80 y complexión media, güero, poco musculoso, desaliñado y en su rostro presenta los estragos del estrés. Trabaja en un periódico local, integrante de la organización periodística más grande de México.
Él vive en uno de los barrios medios de Mexicali, sus amigos lo conocen como Púas. La gente de esta ciudad es codiciosa, siempre tiene el deseo de ser mejor que el prójimo, comprar cosas caras a bajo precio y emborracharse cada fin de semana, salir en bola y carearse con otros tipos que hacen lo mismo.
Púas siempre lleva una mochila en la espalda donde guarda sus materiales de trabajo, una laptop, cámara de fotos, otra de video, grabadora, etc. Está esperando el camión que lo llevará a casa luego de una jornada de trabajo. Llega con su madre a un hogar en la periferia de la ciudad, en la zona urbana de clase media con todos los servicios pero con carencias económicas.
- Mi niño, sabía que volverías pronto, -saluda su madre- El trabajo no te debe de tener mucho tiempo, luego te mandarán a que seas corresponsal de guerra otra vez.
- A veces me gustaría estar al frente de nuevo...
- ¿Y tu carro? -Dice sorprendida mientras se asoma por la ventana-
- Me lo robaron -contesta, se asoma al refrigerador y toma una naranja-
- ¿Dónde te quedarás?       
- En mi casa madre, -dice Púas- por eso la compré.
- No hemos podido irla a ver, pero hemos pagado la cuota de comunidad a tiempo mientras no estabas en la ciudad. Por estar en un fraccionamiento privado, supongo, no tendrás ningún problema con los ladrones.
- Le pediré a Jacinto que me lleve. -Jacinto es el vecino que nunca tiene nada que hacer y siempre está disponible para todo, nunca lo han visto trabajar pero siempre trae dinero en el bolsillo, Jacinto no es viejo, es joven. Es por eso que no vive del gobierno. Si no has hecho nada productivo para él, no te pensiona ni te da desempleo.
Ésta parte de Mexicali es grande, los bulevares son más extensos y transitados pero aún quedan sin pavimentar muchas colonias. La ciudad tiene mucha gente, los comercios se concentran a la orilla del bulevar con grandes espectaculares de luz de neón. Otros con letreros en led muy brillosos. La mayoría anunciando venta de comida o de artículos electrónicos.
Transportado por media ciudad, en un residencial de nivel medio alto y luego de pasar la caseta de vigilancia, Herman llega a su casa junto con Jacinto, se bajan y sólo observan con gran tristeza que se encuentra vandalizada. Púas se lleva la mano a la cabeza.
- Es increíble que vivamos en el siglo XXI y aun existan estos problemas, es increíble que el gobierno, por un lado publique cifras alentadoras y en la realidad cada vez sucedan cosas que contradiga su discurso. Mientras uno se la pasa trabajando, los delincuentes, a plena luz del día te saquean la casa. Parece increíble que la casa más segura sea la que te aprisiona más.
La fe y la esperanza entre los vecinos del fraccionamiento lagos del sol, el residencial donde Púas compró su casa, se ha ido diluyendo conforme pasan los días y es debido a la inseguridad que reina, no obstante, ser una privada y tener guardias de seguridad.
Con la ilusión de obtener un patrimonio en un lugar que se le promociona la vigilancia y tranquilidad, usuarios de hipotecarias del estado hicieron una inversión sin saber el infierno que les esperaba. Y es que, el principal problema de este fraccionamiento es la barda perimetral que la constructora les dejo, pues ésta no rebasa el medio metro de altura. El comité de vecinos ya ha ido con los representantes de esta misma pero alegan que no es su responsabilidad.
Han sido bastantes los asaltos a amas de casa y demás inquilinos de estas viviendas por los malandrines que sin escrúpulos se brincan la mini barda y con cuchillo en mano les arrebatan el fruto del trabajo honrado, y esto debido a que el hombre del hogar tiene que salir desde temprano a cumplir con sus compromisos laborales, dejando a las damas solas, en lo que se ha convertido en una jaula acechada por ratas.
Cabe mencionar que quienes adquirieron su casa en este fraccionamiento se les hizo firmar una carta compromiso donde renunciaron al derecho de poner rejas en la  misma, dándole  a la constructora el permiso a poner la que ellos convinieron con un particular.
Este tipo de rejas son muy frágiles y a los ladrones no les causa problema botar, por lo que también se han dedicado al saqueo de viviendas que se quedan solas por la mañana dejándolas sin luz pues les quitan todo el cobre. Metal que se ha popularizado entre los recicladores.
El gobierno sigue autorizando este tipo de viviendas al extremo contrario de donde se encuentran las familias adineradas, todo para que no entorpezcan los planes de inversión del estado y, si en eso ayuda, que entre los habitantes de las zonas medias bajas y bajas se consuman a sí mismos con delincuencia y violencia, así dejarán en paz a la clase alta.
Los vecinos de dicha privada están hartos de tal situación, por lo que ellos mismos hacen rondines en la periferia del fraccionamiento para ahuyentar a los malhechores, pero siempre será insuficiente para poder llegar al nivel de vida que se les prometió con engaños mientras la constructora no acepte aumentar la altura de dicha barda.
Suena el teléfono de Púas, es su madre.
- Mijo, lo siento mucho, puedes venirte a vivir acá si lo deseas.
Púas voltea a ver a Jacinto, quien se encuentra con un celular en la mano y sonríe. Él le mandó un mensaje a su madre contándole todo.
-Sí mamá, vamos de regreso -cuelga su teléfono y lo guarda, se suben al carro y se van sin hablar en todo el camino-.
La mayor preocupación de Púas es su nivel económico, el periódico donde trabaja lleva cinco años sin reportar utilidades con mañosas acciones “legaloides”. Sus empleados están enojados por esa acción pero tienen la esperanza de que algún día se regularice su situación.
La mayoría de los trabajadores que fueron parte de la fuerza laboral del lugar fueron despedidos, dándole a cada uno de ellos mucho menos de lo que legalmente merecen en el finiquito. Lo que un día fue prosperidad para ellos, se desvaneció como neblina con el sol, se transformó en pesado plomo.
Púas está acostado en una cama destendida, en una casa humilde; la de su madre. Ella le grita para que se siente comer, Púas obedece, se talla el rostro y se levanta de la cama para sentarse a la mesa. No hay mucha variedad de comida en una familia de clase media baja. Y sobre todo, no hay forma de cambiar los hábitos si antes se fue de una clase social más pudiente.
En la televisión, las noticias presentan un mensaje del presidente donde anuncia la anexión de unos estados de África central, de la costa hacia el centro. Y anuncia una nueva campaña en países del sur africano. Para rematar sigue con su política económica de estar exprimiendo a los ciudadanos con impuestos para pagar la guerra, finaliza con un mensaje patriótico de esperanza.
- Todavía de que tenemos que vivir con su política económica, nos exigen como si estuviéramos de acuerdo. -Comenta la madre mientras sirve la comida-.
Púas toma unas facturas. De la luz, del agua. Su madre le pone en los ojos la del predial.
- Y hay que pagar las placas del carro, no quiero que estén viniendo a decirnos lo que debes.
Recuerda lo sucedido con su casa y lanza un suspiro de desesperación al aire. - Malditos holgazanes, deberían de ponerse a trabajar - refiriéndose a los ladrones que saquearon su casa-.
A la entrada de la residencia de su madre hay una vitrina en la sala, en esta hay una fotografía grande de Carlos, el padre de Púas quien se dedicó a la ciencia desde edad muy temprana trabajando para el gobierno y su muerte fue misteriosa. Siempre que sale mira la foto y lo saluda. En los momentos más difíciles se pone a meditar si su padre viviera esto no estuviera pasando y su nivel económico fuera diferente pero, desde su partida, la madre se hizo cargo de él y sus otros cuatro hermanos.
Púas sólo guarda silencio, toma las facturas y sigue comiendo.
-  Me prestas tu carro, madre.
- Sí, tómalo, nada más que no tiene gasolina.
-  Aquí tengo 50 pesos, espero que alcance para un par de litros.
Pasando por la ciudad. Es un día caluroso, normal si se está en el mes de julio. Todos los habitantes andan en ropa ligera, vendedores ambulantes invaden las calles ofreciendo su mercancía e inmigrantes deportados piden dinero. Púas tiene prisa por llegar a su destino. Le han llamado para entrevistar a un juez con respecto al nuevo sistema de justicia penal.
Llega a la inmensa casa del juez, los jardines están llenos de vegetación, los árboles son grandes y frondosos, hay palmeras a la orilla del camino, todas ellas muy altas. Estaciona el carro y toca la puerta. El ama de llaves abre la puerta y Púas se presenta. – Hola, se encuentra el juez, tengo cita con él.
- Espera un momento, se está arreglando. -Cierra la puerta un minuto y sale de nuevo- pásele joven, siga derecho por el pasillo hasta que llegue al despacho.
- ¡Señor juez! -Pregunta pausadamente. Púas, después de tener la preocupación de tener que pagar las cuentas de la casa de su madre, se desespera un poco-.
- ¡Señor juez!, -reitera, abre la puerta de la oficina y camina hacia la mesa del despacho. Buscándolo en ese lugar, Púas entra. Mira más profundamente en el lugar y se percata que hay un baño con la luz prendida. Púas camina un poco y se asoma al baño, ahí está quien busca. Púas da unos pasos hacia atrás y choca con el escritorio, en él hay unos papeles, le da curiosidad y lo hojea-.
Abre el folder y se da cuenta de que en él está el perfil de un asesino que se presume también violó a niñas. Púas lee un poco sobre él.
- Pero… qué… -murmura-
El juez lo interrumpe -Es una carta de liberación, claro-Dice enojado.
- Pero se sabe que él lo hizo ¿por qué lo liberan? -pregunta Púas-.
-El dinero hijo, el poder del dinero y un fiscal corrupto. -Responde el Juez y remata diciendo- Me tengo que ir, tengo que liberarlo ahora para que a la hora de visitas se lo lleven. ¿Se te ofrece algo en especial?
- Oh, sí. Teníamos una cita para que me comente su opinión sobre el nuevo sistema de justicia penal, ¿recuerda?
- Mira lo que hizo el nuevo sistema, no tengo una buena opinión, pero prefiero que sea la próxima semana, como ves, ¿se podrá? -Explica el Juez-.
Púas sale a toda prisa pero no se dirige al periódico, sino que su destino lo modifica a una de las colonias más conflictivas de la zona; Progreso, irónicamente esta colonia lo único que no ha encontrado en todos los años de su fundación es el progreso. Se encuentra en la periferia de la ciudad, carretera a Tijuana para ser exactos, en el último semáforo se mete a terracería, durante media hora recorre caminos vecinales, al lado de canales que alguna vez alimentaron parcelas y que ahora se presume son la tumba de secuestrados y maleantes.
 Llega a una casa, de ella salen tres tipos con aspecto de cholos. En el interior del garaje se encuentran estacionados carros dignos de concurso. Viejos y bien cuidados.
- Qué onda carnal, ¿ese milagro que te acordaste de la hermandad?  -Saluda uno de los cholos que salieron del interior de la casa. El que vestía más catrín-.
- Necesito un favor pero, ¿podemos platicar dentro? -Dice Púas-.
Uno de los cholos, el más delgado de todos, le impide la entrada. Saca una pistola.
- Que pedo morro, “álzate” la lima, wey.
- No lo molestes, ¡este bato es mi carnal! -interrumpe el anfitrión- lo que quieras con él es conmigo también, si yo soy a toda madre, este vato lo es más. Déjalo pasar, yo respondo “eze”. -Le defiende el cholo que lo recibió al principio-.
Al entrar a la casa, en la sala hay unos adolescentes jugando Xbox, Grand Deft Auto. En el comedor hay un par de tipos sin camiseta cortando droga en polvo, rebajándola con otras sustancias para que rinda más y empaquetando para después venderla.
A diferencia del exterior de la casa, la cual tiene una fachada maltrecha y mitad en obra negra, en el interior hay todos los lujos, un poco empolvados pero con artículos caros, típicos de traficantes. En la vitrina al lado del comedor un altar a Malverde, el santo inventado por los maleantes para que los proteja. Con veladoras encendidas.
Púas y su amigo cholo, a quien le dicen el Consek pasan a un cuarto donde se encuentra todo decorado con palo-fierro, miles de artesanías de este material, en especial toda la cultura azteca, Consek se sienta en una silla construida de este mismo material y en la más grande de todas. Una chica con facciones indígenas sale detrás de esta silla, se sienta a un lado de él y le toma la mano.
- ¿En qué te puedo servir mi amigo?- Le pregunta Consek
- Necesito un arma. -Le responde Púas-.
- ¡Momento, momento! -se asombra Consek- Tú eres mi amigo, mi hermano. Tú me ayudaste a salir de broncas, y me salvaste la vida más de una vez al frente en la guerra. Así que, realmente nunca me perdonaría que yo te ayudara a conseguir algo que te vaya a provocar la muerte. Me entiendes “men”.
Púas estuvo al frente de guerra como corresponsal y ahí conoció a Consek quien le enseñó a manipular toda clase de armas, se hicieron buenos amigos y se cuidaban uno al otro.
- No preguntes, yo tengo mis ideas y además no me quiero morir, ¿Por qué piensas que haría algo tan estúpido? Se cuidarme solo, tú lo sabes.
- Este “men”. -Expresa con sentimiento y camina hasta un armario, saca un cajón- Tengo 9mm, 38 súper. ¿Quieres algo más ruidoso? Un cuernito de chivo -AK 47-, una UZI para algo discreto y rápido.
- No, necesito algo más especializado, algo como lo que usabas en el frente, en África.
- ¿Quieres un rifle Sniper, un Barret? -pregunta Consek, se detiene, suspira y se limpia el sudor-.
- Con un M40 está bien, no quiero crear otra guerra dentro de la república -Dice Púas llevándose la mano al cabello-.
- Bien mi amigo, me habías asustado. Si la tengo pero la quería para cuando fuera necesario. -Camina Consek hacia un ataúd y lo abre- ¿Algo así hermano?… llévatela. Y no importa si no tienes dinero ahora, me la pagas cuando puedas o me la regresas cuando ya no la uses.
- ¿Tienes algo para llevármela? No la quiero enseñar en la calle, ¿me entiendes?
Sube a la camioneta el ataúd, vecinos que ven el transporte de la caja fúnebre y se persignan.
La iglesia en Mexicali ha tenido un papel predominante en la política y en el desarrollo de la ciudad, aunque falta mucho por influir, se está tratando de llegar a la juventud para inculcar los valores morales necesarios para hacer de esta una sociedad tranquila y fuera de violencia. El gobierno federal, por su parte, con sus estrategias bélicas no ayuda mucho, metiendo en la conciencia de los individuos la cultura de la muerte.
Púas, en su niñez fue miembro de un grupo eclesiástico llamado Arcoíris, uno de los más grandes de la ciudad y que tiene influencia casi en la totalidad de los jóvenes católicos del estado. Cuando salió de ese grupo se alejó de la iglesia pero no así de sus creencias. Cada que puede va al confesionario y saca todos sus traumas al padre.
Una de las parroquias más grandes y bonitas de la ciudad es la de los Franciscanos, ésta se encuentra en la colonia Guajardo, detrás del fraccionamiento San Marcos. Está hecha en honor a San Francisco y Santa Clara de Asís. La enseñanza de este movimiento es de las más humildes de toda la grey.
Púas entra a esta parroquia, voltea a su alrededor, el techo es alto, las paredes son adornadas con cantera y los vitrales son inmensos. Entra al confesionario.
- Dime tus pecados hijo. -Dice el padre por la rendija del confesionario. Toda la parroquia está a media luz, así que dentro de este pequeño cuarto apenas se observan las sombras de ellos-.
- Padre, tengo mucha ira en mi corazón. Uno lucha por mantenerse vivo en este país, los soldados defienden a los ciudadanos del enemigo, la policía trata de mantener el orden pero, cuando menos te lo esperas te das cuenta de quién te tienes que cuidar es de tu propio vecino. Siento tanta ira que tengo la necesidad de matar. Hoy me di cuenta que no importa que tanto puedas pedir ayuda de las autoridades, las leyes sacaran del cautiverio a los criminales.
- Hijo, la ira es el sentimiento que uno tiene cuando no encamina el amor a algo bueno, si consideras ver las cosas con el cristal del amor, la compresión y, lo más importante, el perdón, podrás vivir con mayor desenfado y plenamente. Ten en cuenta que los maleantes tendrán su castigo en la eternidad.
- Padre, pero... ¿si estos maleantes se arrepienten antes de morir?
- Dios es amoroso y en su infinita misericordia perdona si el arrepentimiento es de corazón.
Púas sale de la parroquia y murmura entre dientes al subirse al carro.
- Entonces, ¿si se arrepienten no tendrán su castigo? Tenía dudas pero ahora estoy seguro de lo que haré –habla consigo mismo-.
Se sube a toda prisa a la Van, arranca y pisa el acelerador, avanza a toda velocidad por las calles que llevan al tribunal del Nuevo Sistema de Justicia Penal. Frente al edificio hay un bulevar, pasando el camellón, del otro lado de la acera, hay una loma, encima de ella, comienza una colonia.
Púas estaciona su auto por el bulevar dando a sentido contrario sobre el flujo normal de la calle próxima al frente del edificio, todo esto para entorpecer la persecución, en caso de que hubiera una.
¿Se puede justificar un asesinato? Se repite mentalmente. Quiere estar convencido de que lo que hará es lo mejor para la sociedad. Aunque su motivo sea egoísta, al tratar de desahogar sus problemas de esta manera.
- No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré. Si, te sostendré con la diestra de mi justicia. -Repite tartamudeando Púas, mientras una gota de sudor recorre su cara, prepara la mirilla del arma-.
Se impacienta un poco, la comezón en el dedo que tiene para apretar el gatillo del arma es perturbadora, le es difícil contener el sudor. No se puede permitir fallas en esto, un ligero tropezón y todo se puede echar a perder.
De la puerta principal de los juzgados sale el criminal, el mismo de los documentos que el juez tenía en su escritorio. Se aproxima a las escaleras para bajar y abordar un carro que lo espera.
Púas reza -El señor está a mi favor; no temeré ¿Qué puede hacerme el hombre? -Y dispara-.
Púas enciende la Van y avanza, el tráfico lo hace pasar desapercibido y se confunde a los dos kilómetros adelante, distancia que tardó para que la sangre pintara su cara de nuevo. Entra a una colonia de terracería y se estaciona frente a un domicilio. Ahí espera por medio de una hora sin que nadie se percate de su presencia, de la casa sale una niña de 4 años, observa la Van de Púas y sonríe. El joven, mira que la niña se da cuenta y baja del vehículo.
De la casa sale una mujer muy bonita, de estatura 1.50 de tez blanca y piel lisa, toma a la niña de los brazos y le abre el cerco a Púas. La niña es la hija de ambos, es muda y muy inteligente, los dos como padres le dan todo el cariño que pueden pues, el entorno que les tocó vivir no es muy apropiado para la niña.
- Te estuvimos esperando ayer, la niña se quedó todo el día en la ventana esperando que llegaras. -Dice Brenda mientras le abre la puerta de la casa-.
- Lo siento, estoy ocupado arreglando cosas… -hace una pausa y con mucha pena remata- saquearon la casa y una noche antes, en el trabajo me robaron el carro.
- ¿Qué casa? -Pregunta enfadada-.
- La del fraccionamiento Lagos del Sol -contesta-.
- Que la chin... ¿o sea que no tienes una casa para tu hija? -Se malhumora y grita-.
-No es mi culpa, he trabajado mucho para conseguirla, estoy igual de enojado que tú, ¿qué crees que yo pagué para que le hicieran eso? -Replica Púas – y en el trabajo las cosas están muy mal.
- Eres un mediocre, nunca le vas a poder dar nada a tu hija, por eso nunca me voy a casar contigo. ¿Así es como nos vas a mantener? Lárgate de aquí hasta que tengas algo que ofrecernos.
- Déjame estar con la niña un poco más -Le pide a Brenda-.
- Tienes quince minutos para despedirse.
Púas se acerca a su hija y la abraza, ella le enseña un juguete electrónico que recién ha abierto. Escribe en él -Te quiero, papá- y le da un delicado beso en el cachete. A Púas se le sale una lágrima y la limpia con el pelo de la niña, no quiere que lo vea llorar. Se promete darle una mejor vida y que la próxima vez que lo vean será para irse con él.
Las oficinas donde trabaja Púas son muy cómodas y refrigeradas, tienen gran tecnología para facilitar el trabajo que realiza.
 - Hola, adelante Púas, siéntate. -Le dice el director del periódico al recibirlo en su oficina. – te mandé llamar porque vamos a abrir una sección nueva que se llama El Centinela y quiero que te encargues de ella en el área de corresponsales, será una sección especializada en la zona de guerra.
- Claro que sí, cuente con eso. -Acepta Púas, aunque en  lo económico no representa nada extra, por parte del periódico, Púas se encuentra en una situación desesperante. – ¿Cuándo será?
- No  lo sabemos, tú sigue trabajando normal y te aviso cuando tengas que cargar tus maletas.
Cerca de la casa de Brenda la pareja de Púas, hay un parque y se encuentra jugando con su hija, la cual es la única hija de ambos. En este parque hay columpios con resbaladero y una caja de arena para que los niños más pequeños jueguen ahí. En esta pequeña caja está Brenda cuidando a la niña, quien se divierte con sus juguetes de playa.
A lo lejos, en la esquina del parque un camión baja pasaje, es Púas que viene a saludar a su hija y si se deja, a Brenda también.
- Hola preciosas. -Púas se acerca a las chicas. - ¿Cómo han estado? espero que este fin de semana les haya ido bien.
- Seguimos igual, esperando. -Replica Brenda con ligero humor sarcástico-.
- Sabes, he conseguido un departamento, lo voy a cuidar mientras el dueño esté fuera de la ciudad, se fue a Los Ángeles, California. Sería bueno irnos para allá mientras me recupero económicamente.
- ¿Oh si? -Brenda se pone feliz -Amor, se dirige a la niña – tenemos casa con papá. -Le dice a señas. Las dos mujeres se ponen felices y comienzan a bailar brincando en círculos-.
Púas se aparta un momento y se sienta en una banca a fumarse un cigarrillo. Un sujeto se sienta a un lado de él, le ofrece fuego y le dice.
- Buen disparo el de la vez pasada. - El Tipo Malo comienza la plática, quien viste de traje y corbata, pero lleva botas militares. Púas no se sorprende del calzado porque están en tiempo bélico y es normal llevarlos-.
- ¿Qué disparo? no entiendo. -Contesta Púas-.
- No puedes disimular, no te preocupes no soy policía, estoy aquí para contratar tus servicios.
- ¿Servicios? Sigo sin entender, yo soy reportero gráfico y trabajo por salario, no tengo ningún negocio.
- Escucha -dice Tipo Malo – Represento a los familiares de las víctimas de los asesinos que han estado saliendo libres sin motivo aparente. Son mujeres, niños e inclusive hombres que han sido afectados por este tipo de delincuentes. También a empresarios locales que están preocupados por la ola de secuestros y la inactividad del gobierno.
- Yo no soy ningún vengador. -Alza la cabeza Púas y observa a Tipo Malo-.
- No estamos aquí por una venganza sino por justicia. Cada lágrima, cada moretón, cada cabello arrancado y sangre derramada reclaman justicia. Estos delincuentes no saben otra cosa más que hacer eso. No estamos buscando una razón, no somos la autoridad psicológica en esto, ni venimos a descubrir el hilo negro. En este caso, somos gente afectada que ya sufrió, somos almas que están buscando su descanso y creo que eso te incluye también.
Tipo Malo le sigue contando por un momento. –Teníamos contratado a un militar israelí para hacer el trabajo pero supimos de tí y preferimos alguien que conozca la zona.
Púas se queda mudo, observa a Tipo Malo-Mi respuesta sigue siendo no, lo siento. -Se para de la banca, se dirige a Brenda quien ya tiene a la niña en brazos, la toma de la mano y se van caminando.
Los días pasan, Púas y Brenda arreglan el departamento que se les prestó. Ellos son humildes y no la tienen elegante pero si limpia. Púas cada que puede visita a su madre quien vive sola. En el trabajo los problemas no se han solucionado pero tampoco empeora.
Siguen los días calurosos, Púas está editando su sección de El Centinela. En esta sección aún no se pone nada de la guerra en Centroamérica que le comentó el director, pero si se pone los muertos por la guerra interna contra narcotráfico que, en especial ese día fueron 75 muertos en diferentes partes de la república y día con día aumenta esta cifra.
Luego de una larga jornada productiva, Púas acostumbra a irse a un bar llamado Hollywood, sólo para relajarse un poco, no para emborracharse. Este bar abre a partir de las 12:00 del día y se encuentra a espaldas de la plaza Baja California. Este bar tomó fama a finales del 1999 hasta mediados del 2007 entre la juventud universitaria, antes de que la guerra por la droga llegara a Mexicali. Ahora casi no es frecuentado pues los bares de moda son donde ponen música norteña y de banda sinaloense que alaba al bando delincuente de esta guerra.
En este bar se encontró a unos amigos que tenía mucho sin ver, se alegró tanto que perdió la noción del tiempo. Recordaron viejas hazañas cuando el rock era la música que marcó época y estos, como músicos de este género, eran los tipos de moda.
Mientras tanto Brenda en casa, se encuentra llorando, amarrada a una silla y frente a ella un Tecolín vestido tipo “Chinola”, con pantalón de mezclilla de marca desconocida y color aperlado, huarache y calcetines blancos, el cinturón facilmente le da vuelta y media a su cuerpo y el sobrante lo trae colgando. Estas personas son originarias de Sinaloa, uno de los estados más peligrosos del país y ostenta el primer lugar de narcotraficantes per capita, siento estos idolatrados por su población.
Le apunta con una pistola.
- No, por favor no vaya a disparar -dice Brenda mientras mira de reojo a la puerta del cuarto-.
Tecolín está en estado extremo paranoico, con signos de estar drogado en exceso.
- Quién está ahí -grita Tecolín - nomas que me mientas perra, te va a cargar la “chingada”. -Manipula la pistola en cada palabra mencionada-.
- Nadie, no hay nadie. -Llora y alza el rostro al techo mientras cierra los ojos cubiertos de lágrimas.
Tecolín entra al cuarto y saca a la niña envuelta en una cobija, aún dormida, se la da a Brenda para que la cargue.
- Llévese lo que sea pero no nos haga daño, por favor. Se lo suplico.
- Tú que “ijiste, ete a´boso”, pos si vengo por “utedes” vieja pendeja. “U´tedes, u´tedes se cree-en” muy listos por tener “educancia”, son unos… -se pausa un rato y piensa en la siguiente palabra que dirá, se acuerda -Ah, burgueses, unos burgueses. “No´hotros” hicimos la revolución y nada que nos ha hecho justicia.
- ¿De qué habla? -preguntó Brenda- Somos pobres, estas robando a gente pobre.
- Cállate “hendeja”, te quiebro, a mi me vale. Tú crees que a mí me importa eso, por mi muérete, ¡ops! es lo que he venido a hacer.
El primer disparo se lo da a la niña, el segundo se lo da a Brenda y el tercero entra por la boca y sale por la nuca de él mismo. La sala entera se inundó de sangre. Los disparos fueron con un arma corta, con silenciador y no alertó a nadie alrededor.
La plática en el bar es muy buena pero Púas se ha emborrachado lo suficiente y siente que no puede más, se siente mal. Carlos, uno de sus amigos se ofrece a llevarlo, este acepta.
- Sabes -dice Púas- Recién me acabo de venir a vivir con Brenda para acá, aunque mis problemas económicos siguen estando, teniendo a mis dos niñas conmigo me hace salir adelante.
Dan vuelta a la calle, Carlos lo deja en su hogar y se va. Este entra a la casa y está todo oscuro. Camina con dificultad, no sólo por el estado etílico si no porque se tropieza con los cuerpos. Llega al mando de luz y la prende.
En “shock”, se queda helado al ver los cuerpos. Sólo unos segundos bastaron para que la borrachera desaparezca y se diera cuenta de la gravedad de lo sucedido. Se cae de rodillas y comienza a gritar, abraza a Brenda y arrastra a la niña con ellos.
-. ¡Despierta! mi niña, ¡despierta! -grita mientras se balancea en su lugar, abrazado de las dos- Despierta, despierta, repite constantemente. -Púas se ha llenado de sangre todo el cuerpo, el olor a fierro es muy fuerte. Sin dejar de llorar desamarra a Brenda, la lleva junto con la niña, la cual se encuentra totalmente envuelta en la sábana, y la recuesta en el sofá.
Toma por el cuello de la camiseta a Tecolín y lo comienza a estrellar a suelo preguntándole repetidamente: ¿por qué? Sólo quiere saber eso.
El silencio cubre lo que un día fue un hogar feliz, la oscuridad se comienza a disipar por el amanecer, la luz entra por la ventana que da a la cocina e ilumina la sala también. Púas le ha clavado pequeñas tachuelas a Tecolín por todo el cuerpo tapando por completo el color de su piel.
Un estruendo irrumpe el silencio, Púas no se da cuenta, para él la ausencia de sonido sigue, se encuentra ido de mente con la mirada fija hacia ningún lado. La policía entra a la casa y atiende a Púas, este no le interesa nada y se deja hacer lo que sea, la vida poco le importa ya. Un cigarro sin fumar y con la ceniza sin caer adorna su mano derecha, en su rostro se dibuja el chorreo de la sangre que a esa hora ya está seca.
Las mujeres ya están tapadas y con veladoras, tienen a sus pies flores maltratadas por lo tosco de su despojo de la tierra, ensuciando, de esta manera, a las merecedoras de estas rosas.
- Lo más duro de vivir en pareja es tener que sepultarla, pero más duro y doloroso es tener que sepultar a los hijos cuando, por el proceso natural de la vida, son ellos los que nos tienen que sepultar a nosotros. -Habla en su mente y repite también- En este caso se une el deseo de venganza que no se puede desvanecer, el asesino se suicidó y la intriga me carcome. Me pregunto ¿porqué hizo esto?... Ni una carta, ni una amenaza previa. Sólo vino mató y se suicidó. ¿Contra quién tengo la rabia que en mi interior crece? Y la pregunta del millón ¿contra quién desahogo mi deseo asesino?- Finaliza.
Mexicali, la ciudad donde vive fue construida sobre desierto, poco o casi nula es la lluvia ahí pero, pareciera a propósito, esa temporada caen aguaceros que parecen no terminar, tal como si fuesen las lágrimas de los ángeles por el intenso ardor de Púas y el deseo de muerte. O es acaso que la muerte prepara el sendero donde caminará para recoger las almas de quién vino a reclamar.
Ha pasado más de un mes de la trágica muerte de las dos mujeres que más amó Púas y éste aún no se recupera. Pelo largo, desaliñado y sucio. La barba le tapa todo el rostro y su comida la compra en la calle, sólo sale él con su cámara, cumple con su trabajo y se regresa a casa. El teléfono pocas veces lo toma, le deja el trabajo a la máquina contestadora.
La mayoría de sus llamadas son de su madre y amigos tratando de animarlo, invitándolo a comer o a fiestas pero él simplemente los ignora. Hasta que una llamada le aclara la mente; es Consect.
- Púas, amigo. Siento mucho lo que pasó pero, sabes… Estoy metido en un problema y necesito efectivo. Recuerdas lo que te llevaste de mi casa… este… mmm, me pregunto si tendrás un abono. Disculpa que te lo diga por teléfono pero, he ido a tu casa y no hay nadie... este, si no lo tienes no hay problema, pero sabes. Estoy necesitado, ¿entiendes? Bueno, si puedes pasa por el “cantón” y arreglamos eso. Bye… ¡supéralo! Paz.
En ese momento todo se le aclaró, había olvidado por completo el rifle, pero no para pagarlo sino por la utilidad que le puede dar a su venganza.
El primer asesinato fue un trauma para él pero, con la muerte de su esposa e hija ya no tiene nada que perder. Va hacia el garaje de la casa y de una alfombra que saca del armario desenvuelve el rifle, lo carga, lo arma y sonríe.
A partir de esa noche se le quitó la cara triste, cambió su semblante por completo. Ahora puede caminar por la lluvia sin miedo a mojarse, tiene un propósito en la vida. Él lo ve claro, sabe que matar es malo pero, ¿quién extrañará a delincuentes? ¿Quién los defenderá en caso de que les pase algo?
Cuando era niño, -recuerda- en la casa del vecino agarraron a un ladrón, la policía llegó y el mismo gendarme dejó que el ofendido le metiera un descontón, todos pretendimos no haberlo visto, pero creo que se lo merecía por tener derecho a venganza, la justicia llegará después. Sólo que la justicia, en este tiempo no existe, la venganza será la única justicia que conocerán los enemigos públicos de esta ciudad.
- Mataron a mi familia y el responsable se quitó la vida, ahora voy a buscar venganza con quienes hagan lo mismo, acorralando como ratas y matando a la gente mala.
En la ciudad hay dos tiendas de música afamadas, una de ellas es musical Baja y la otra, por ser la primera aún más famosa tiene de nombre: Musical Sánchez, esta última se encuentra sobre el bulevar López Mateos, frente a la primer plaza comercial exitosa que tuvo Mexicali, La Cachanilla.
Púas va a este centro de venta musical y pide un estuche de guitarra, el dependiente le enseña varios y escoge el más discreto, liviano y con un buen mango anatómico, por aquello que tenga que andar a pie por la calle, no querrá verse en un problema de robo.
Llegando a casa pone el rifle en el estuche, espera a que caiga la noche y se mete al hogar del vecino, se viste con su uniforme. Éste trabaja en la Comisión Federal de Electricidad se pone el overol, casco, guantes y se lleva un imán pequeño que lo pone en la puerta de su carro e indica que su vehículo es parte de la flotilla de la empresa eléctrica federal.
Llega a una casa de departamentos, habla con la dueña de estos y le explica que tiene que hacer una revisión de rutina, Púas entra al departamento, se asoma por la ventana trasera y observa que da directamente a la salida del edificio de los juzgados donde se les lleva el proceso a los criminales más polémicos y sanguinarios de la historia y que, misteriosamente están saliendo todos libres.
A un lado de estos departamentos hay una casa abandonada y se pasa por el patio trasero, saca de la caja de herramientas la mira telescópica del rifle sólo para observar que tanta visibilidad puede tener hasta su objetivo. Ésta es impecable. Guarda las cosas, sale del departamento no sin antes preguntarle por la casa contigua que está abandonada. Esta le contesta que no sabe nada, los dueños se fueron y no han vuelto.
Al día siguiente, Púas entra con sigilo a la casa deshabitada, se acomoda una silla de playa, con el rifle en mano, espera a que den las 12:00 del mediodía, toma un cigarrillo y lo prende, le da una bocanada, abre un paquete de chicles y se come un par. Si hay una cosa que más molesta a Púas es tener que esperar, pero por esta ocasión está siendo paciente, él sabe que debe de serlo.
El reloj marca con sus manecillas el tiempo que transcurre, Púas se pone en posición, con una cobija cubriéndolo, del mismo color que la recámara donde está.
Observa por la mirilla que sale varia gente del edificio, todos vestidos de smoking, aún no ve nada interesante. De pronto observa a un sujeto con una tejana de sombrero, en sus muñecas pulseras y esclavas de oro muy gruesas. En el cuello una cadena grande del mismo material y con la figura de una AK-47, la camisa es de seda y con el rostro de Malverde en la espalda y botas picudas, Púas dice.
- Este es. -Recita el salmo 142, 2-3- Invocaré al señor con toda mi voz, con toda mi voz invocaré al señor; expondré mi queja ante él, expresaré mi angustia en su presencia. -Terminando de decir el salmo todo se enmudece y dispara, sólo el canto de las aves se escuchaba y fueron interrumpidos por el certero disparo que mató a la víctima-
A partir de este asesinato, o como lo llamó el Tipo Malo que lo visitó en el parque; acto de justicia, comenzó la serie de crímenes para ajustar las cuentas con las víctimas. Púas se valió de su trabajo en el periódico para estar al tanto de los crímenes cometidos en la ciudad y del avance en los juicios. Para luego ir con el juez, con quien ya había hecho amistad, saber dónde y a qué hora sueltan al criminal.

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martes, 21 de junio de 2016

El Diablo Está Enojado, EP1. Kirieleison, CAP 1, El Imperio de la Sangre (ficción)


    En la década del 2 mil hubo un caos violento en todo México, bandas de grupos de delincuentes laceraba la estabilidad del país, fue tanta la inseguridad que el ejército se vio obligado a salir a patrullar las calles, dando una guerra urbana al crimen organizado el cual fue igualmente de poderoso y armado que el ejército. E.E.U.U como máximo fabricante de armas y arsenales, surtió de éstas dándole el poder a los delincuentes, dichas armas pasaban de contrabando la frontera hacia México.
Estos criminales no se hicieron por sí solos, todo comenzó a raíz de las deportaciones del vecino país del norte para despresurizar sus cárceles y mandó a la mayoría de sus criminales a tierras mexicanas. Desde esa época se dio un estallido impresionante de criminalidad en toda la franja fronteriza y se fue extendiendo hasta los estados del centro y sur.
El gobierno preocupado por la inseguridad llevó a cabo un estudio con respecto a “cuáles son las causas por la que la población es violenta”, ésta investigación dio como opción de solución el intervenir en guerras y programarlas en el tiempo cíclico, de esta manera se solucionarían tres cosas:
La primera: A erradicar la pobreza. Esta clase social es la primera en ser reclutada para ir al frente, la mayoría de ellos se desempeñaron en infantería y tienen la función de reconocimiento del terreno y se especializan en guerra de guerrillas, lo mismo hombres que mujeres, siendo estos los primeros en morir la mayor parte de las veces.
Segundo: Los sobrevivientes que lograron regresar se encuentran desahogados de violencia, su deseo es el descanso y pocos son los que causan problemas. Estos sobrevivientes se ganan un espacio en la gloria de la República, considerados héroes quienes, como parte de las leyes bélicas de esta época, se hacen acreedores a un buen trabajo en las fuerzas armadas.
Tercero: Experimentar con soldados sobre una droga que haga a un súper humano y así tener el mejor desempeño en el ejército, haciendo de éste invencible y vendiendo el resultado de sus investigaciones a otros países aliados.

Ahora México, como resultado de las guerras, se anexó por completo América Central, algunos estados de Sudamérica y una parte de África, sólo a los países productores de diamantes. Haciendo guerras que puede ganar y negociar con políticos corruptos la invasión, haciéndolos cómplices del imperialismo. "La mejor guerra es en la que no se dispara una bala".


La Naciones Unidas no pueden hacer nada, las invasiones que México procura son con el consentimiento de la cámara de diputados de cada país, previamente sobornados. La internación del ejército se da con el pretexto de buscar narcotraficantes y terroristas todo esto con tratados pretenciosos y mal intencionados para que el país en cuestión legalice la ocupación. Los Estados Unidos como mayor potencia militar del mundo, se vio obligada a sólo observar la actuación del hermano sureño pues entre ellos existe el Tratado de Guadalupe, este suscribe que las diferencias entre ambos se negociará en mesa política y renuncian a cualquier intervención militar entre ellos, tales negociaciones llevan tiempo indefinido, mientras, la acción bélica sigue su marcha. Aunque la razón principal de no intervenir es que todas las armas que México emplea son compradas a su vecino del norte, así que éste se hace de la vista gorda por conveniencia.
...

martes, 14 de junio de 2016

El diablo está enojado, Episodio 1. Kirieleison (Introducción)


Conoce a Pancho Metralla
En algún lugar en el tiempo por las calles de Mexicali, ciudad desértica que alguna vez fue la cuna del imperio algodonero más grande del mundo y que ahora es el puerto espacial alimentador de Caza Recompensas más sanguinarios, se encuentra un mundo avanzado en tecnología y toda está fabricada al estilo Steampunk. Objetos hechos de engranajes, funcionando con energía a vapor y los artefactos más pequeños son de cuerda; grasa escurriéndose a las cosas para poder funcionar.
Una época donde se conjuga lo material con lo espiritual. Al mismo tiempo puedes encontrar a Cristo en billetes de 20 pesos como en las monedas y jugadores de futbol. Todos estos acompañados por los héroes de la historia de este singular país: México.
Flaco es un hombre viejo, rotoso, barbón, con chamarra del ejército, lentes de sol, pantalones gastados y botas militares. Se sube al camión, paga su boleto, camina hacia su asiento. El camión no estaba muy lleno, sólo un grupo de estudiantes de alguna secundaria nocturna, un par de varones y los demás, mujeres. Una anciana que terminando de hacer sus compras en el mercado y ahora se dirige a su hogar.
La cara de Flaco no está limpia. Se sienta en un sillón, en el colectivo, observa por la ventana mientras el camión avanza. El reflejo de su cara atravez de la ventana le da un poco de nostalgia. En los años que duró al frente de combate en la guerra le tocó pilotar un helicóptero y, en cada misión, antes del despegue, se persignaba con su reflejo en la ventana de la cabina.
Comienza a divagar y hablar con su mente, sólo en pensamiento y con la mirada perdida a un lugar fuera del camión.
- A veces que veo a tanta gente, no me alcanza a comprender cómo es que viven mientras el reloj cuenta sus horas, cuenta hacia atrás. Siguen con sus vidas como si no pasara nada. Mientras a nosotros nos mandan a luchar guerras que no nos pertenecen, nos dan la espalda al terminar nuestro servicio. El gran supermercado tira su mercancía, le da al cliente lo que pide, cobra sus facturas... ¿y al final?... sólo queda el raso, el soldado de infantería que es sepultado en tierra común.
Comienza a imaginarse de cuando su utilidad como piloto terminó rápido pues, hambriento de acción pidió su cambio, y tras haber aprobado un curso de adiestramiento, pasó con el pelotón más experimentado, el cual se encontraba en las zonas más conflictivas. 
Éste pelotón tenía la fama de ser el más eficiente, lo mandaban a las áreas de difícil acceso, trabajaron siempre contra tiempo y siempre privados de toda comunicación, este grupo de soldados de elite, cumplían su misión en menor tiempo.
- No hay nada permanente en este malvado mundo, ni siquiera nuestros problemas. A veces siento como que vivo la vida de otro, Dios envía el aliento, el diablo los cocineros, nosotros somos esos carniceros que nadie quiere ser, pero que todos necesitan de uno. Sin saber cuándo nos llegará el final. La expectativa de que alguien salga con vida de aquí son casi nulas. -Sigue pensando. - Sobre todo combatiendo de esta manera. Sólo nos tenemos el uno al otro "La fuerza de una familia como la fuerza de un ejército se funda en su mutua lealtad" Así que no nos queda más que confiar en quien tienes al lado y que este te salvará el pellejo, pero sólo tú sabrás si tu compañero muere por causa tuya. La esperanza es el peor de los males, porque prolonga el tormento de los hombres, hubiera sido más fácil haber muerto en acción. ¿Mi medalla?... Una tumba de honor y mi madre con la bandera de la patria. Ahora regreso peor de como me fui, los pensamientos me atormentan mientras me muevo, el sueño se dispersa a medianoche, los objetos se mueven sin que los toquen. Si no hubiera infierno seriamos como los animales, sin infierno no hay dignidad. No puedo demorar más la aceptación de la realidad, necesito sentirla, tenerla, acariciarla.  Para que la luz brille con tal intensidad, necesita estar presente la oscuridad. Probablemente jamás hubiera conocido mi lado amoroso si no hubiera conocido el odio que puedo generar.
Una vez que los soldados de ese comando sumaron un total de 35 misiones y, después de haber perdido a su capitán en una muerte extraña, se les reubicó en diferentes áreas de la milicia, todas éstas en funciones de inteligencia, detrás de escritorios.
Después de un tiempo de estar misteriosamente sin actividad en su puesto pero, aun así, cobrando su sueldo fueron finiquitados del trabajo uno por uno. Cada elemento de estos fue llevado a su ciudad de origen, seguían cobrando una pensión sin tener que trabajar.
Flaco termina de divagar y regresa a la realidad en el camión, tiene su rostro lleno de sudor, en su mano derecha un cuchillo y con su brazo izquierdo sujeta por el cuello a una señora de avanzada edad a la cual la tiene sometida.
 En el espacio del mismo camión, todos los pasajeros están en el suelo y con las manos en la nuca, algunos llorando, otros en la parte del frente ensangrentados y muertos. La policía rodea al camión que se encuentra en medio de un transitado bulevar, esta con armas desenfundadas y negociando con Flaco.
Mientras tanto, en el espacio exterior, la calma pareciera ser a veces agotadora, no existe desgaste por estar ahí, solamente tener una nave que alcance la altitud necesaria para salir de la órbita terrestre.
Pancho Metralla, hombre de complexión robusta, musculoso, piel blanca, vestimenta de charro, con un sarape viejo encima y deshilachado, sombrero negro, desgastado y empolvado, en las manos usa guantes de piel. Para proteger su identidad usa un pañuelo en la barbilla, este con un dibujo de calavera. Se encuentra navegando por la red. En la tele holográfica llega un boletín anunciando una nueva pesquisa, en esta muestra a Flaco que se recompensa su captura en 1 millón 600 mil créditos. Pancho Metralla solo ve la recompensa.
Pancho alista su transporte anfibio que sale de la nave más grande y se dirige a la ciudad, en la cabecera capital del estado de Baja California.
Aterriza en el techo de un edificio cercano y se reúne con el encargado del operativo que resguarda el camión donde se encuentra Flaco, le dice los pormenores, le da un dispositivo de comunicación para introducirse en la oreja y le indica que espera la luz verde del comandante para actuar en caso de que fallen las negociaciones.
Metralla se acomoda en el techo de un edificio que estaba en las cercanías, esperando anunciar que puede proceder. En la mira de su Barret, arma por excelencia de francotiradores, observa a Flaco. Aún no tiene visión despejada por lo que le es difícil disparar, por el intercomunicador anuncia que aún no está listo.
Los negociantes hablan con Flaco pero no llegan a ningún acuerdo. Flaco grita y llora, él está dentro del camión. Uno de los policías encargados le dice:
- Vamos chico, no queremos problemas, me mandaron a que sea tu amigo, tantas muertes no solucionan nada.- No sé cómo hice esto -le murmura Flaco a la señora que amaga. - ¿Como llegué a esto?, repite llorando pero sin dejar el cuchillo. Voltea a su alrededor y pide perdón, pero cada vez que se disculpa le encaja más el cuchillo a la señora. Esta grita por lo que el negociante trata de corregir su postura, prometiendo más cosas para que no mate.- La mente humana es siempre un misterio, nunca se termina de conocer  -Replica Flaco a su negociante, con lágrimas en los ojos en tono de desesperación - El ser humano hace cosas que jamás creería poder hacer. Yo he sido testigo de eso y responsable de muchas atrocidades que jamás nadie podrá imaginar de este lado del mundo. Y todo para que camiones de este tipo puedan transitar sin problema -finaliza-
El comandante pregunta por radio si ya llegó algún francotirador.
- ¿Quien llegó? -pregunta el comandante-.- Pancho Metralla -contesta por radio-El comandante se seca el sudor y cierra los ojos con fuerza- Ching… no creo que se haga -dice en un pequeño murmuro sin que nadie lo oiga, tapando el micrófono. Activa el radio y dice- Bien, le diré cuando tenga luz verdePancho Metralla  tiene la visión libre observa a Flaco- Pero qué demonios -Dice para sí mismo. - No, no. ¿Por qué?  ¿Qué fue lo que pasó, cómo es que llegaste a esto?
El comandante le da luz verde para disparar, Metralla lo oye por el intercomunicador de su oído.
- Amigo, terminaré con tu pesadilla. Desde ahora descansarás. -Antes del disparo y con la imagen de Flaco en la mirilla, recita la parte del salmo 62, 12-13. - Sólo una cosa ha dicho Dios, dos cosas yo he oído: Que de Dios es el poder y tuyo el amor, mi Señor; que tú pagas a cada uno como merecen sus obras.
Metralla disparó dándole muerte inmediata a Flaco y manchando las paredes del camión de sangre. Pancho agacha la cabeza y da un suspiro de alivio mientras una lágrima recorre su mejilla.
Camina hacia la puerta del edificio y se reúne con el comandante quien le entrega una hoja para reclamar la recompensa.
- Me voy -dice Pancho Metralla-- Que te vaya bien -le contesta Comandante-- No amigo, quiero decir que renuncio -Mientras guarda su arma-- No juegues Metralla, tu eres el mejor para esto, para esto naciste.- Es el quinto elemento que liquido y todos han sido miembros del pelotón en el que estuve, a todos los conocí y eran mis amigos, no quiero saber si algún otro se encuentra en esta situación, hay algo raro en esto y no quiero ser parte. -Se acerca Pancho al comandante hablándole viendo directo a los ojos. - Están enloqueciendo -Replica-.- Tú eres fuerte, ellos eran débiles. -El comandante deja el radio por un lado e invita a sentarse a Pancho-- No esté tan seguro, el que yo esté cuerdo hoy, no es garantía de que mañana no enloquezca - Responde Metralla al comandante sin aceptar la invitación a sentarse-- Y a dónde irás - Pregunta el policía-- Tomaré vacaciones, no te diré a qué lugar para que nadie me busque. -Sonríe Pancho y camina hacia la puerta de salida-.