martes, 7 de junio de 2016

Demencia. Capítulo 2, Relato prohibido de una mente perturbada


Por Gilberto Cruzmanjarrez

Vanesa es la mamá de Michel, ella tiene 23 años y se acaba de graduar de la facultad de comunicación, recién la contrataron en un canal de televisión local. Ayuda en el noticiero nocturno con la sección de actividad paranormal. Va a un lugar que previamente han reportado en su programa como embrujado, investiga, graba y presenta un caso diferente cada semana.
Debido a que su sección es de reciente creación, necesita un camarógrafo de confianza, pensó en Carlos, un compañero de la facultad al cual no le asustan este tipo de cosas, él es pragmático y no cree en lo sobrenatural. Además cuenta con un equipo de primera calidad, el cual no se limita en usarlo.
Vanesa visita a Carlos en su casa y le explica la naturaleza de su sección, a Carlos no le agrada ni le desagrada, el piensa en el trabajo y la paga, está interesado por tenerlo así que acepta.
Una vez que fue contratado por la televisora, Carlos y Vanesa se disponen a efectuar su primera investigación juntos a una casa embrujada que se encuentra en la periferia de la ciudad, en una de las zonas marginadas de Mexicali, Baja California.
Las calles que tienen que transitar para llegar a la colonia están sin pavimentar, en medio de la avenida principal, separando los carriles de ida y regreso hay un canal que alguna vez fue de riego, ahora aloja aguas negras. La gente de ésta zona es pobre, sucia, en su mayoría andan descalzos, hombres, mujeres y niños. Los animales conviven con ellos dentro de las casas, todos sin asear.
Vanesa maneja su carro con precaución pues debido al estado de las calles no puede acelerar, en el camino se topa con animales muertos, casas abandonadas que están banalizadas. Mientras avanzan Vanesa recuerda a su hija y en especial esos días cuando la niña le entregaba un resumen de sus lecturas. Le llegó a la mente cuando le recitó un libro que trataba sobre el estudio del maltrato infantil en la ciudad y sus consecuencias.
En un eco que invade la mente escucha la voz de su hija:
-Se dice que en el mundo gran parte de la población que es pobre y no cuenta con un lugar estable para vivir, tiene niños a su cargo y el impacto que les provoca el dejar sus hogares les afecta gravemente a sus derechos fundamentales de educación, salud y protección. La pobreza infantil produce exclusión social y tendrá grandes consecuencias en el futuro –sigue escuchando el relato de Michel mientras maneja alrededor de un parque público-. Estos problemas ya se han presentado en algunos niños de esta ciudad y sufren situaciones de violencia derivada por los traumas de su carencia económica. “Esta violencia trae, en la mayoría de los casos, problemas de salud mental como: Ansiedad, depresión, abusos y demencia”.
La cámara es capaz de mandar imágenes pero audio no, tienen que poner atención. Se ven sombras delante de ella y cortinas moviéndose. La cámara sigue el movimiento. El cuadricóptero cae al suelo, la batería marca en su último nivel, la cámara sigue grabando pero no puede volar ya.
Vanesa y Carlos se miran las caras,  y ahora ¿quien  irá a reponer la pila? se preguntan. Cada uno da argumentos para que el otro vaya, pero es Carlos quien gana con el argumento de que Vanesa es la del reportaje y si alguien tiene que salir a cuadro es ella quien lo debe de hacer.
Le explica como hacer el cambio. Vanesa entra a la casa y llega hasta el drone, se asoma a la cámara se ve en el monitor de Carlos, voltea bruscamente la cara hacia el interior de una recámara, se lleva una mano al oído y lo golpea un par de veces para luego apuntar a la recámara, mueve la cámara hacia el camino que tomará y apunta a sus ojos con los dedos índice y anular, vuelve a apuntar hacia la recámara.
Los pies de Vanesa se alejan y se encuentran con otros de una niña, la sigue para adentro del cuarto. La pila marca un poco de carga  y la puede echar a volar solo un impulso para quedar en la puerta de la recámara observando los pies de ambas personas.
Se comienza a ver pequeños fantasmas en la pantalla y de manera sorpresiva una cara grotesca y fea aparece en la pantalla. Carlos  se asusta camina hacia atrás y tropieza con piedras que hay en la calle, se levanta, deja de parpadear y se jala los pelos de la cabeza, comienza a dar vueltas en circulo, se mete al carro, se sale de nuevo, no sabe qué hacer.
Se asoma al monitor y no se mira nada, todo es oscuro.
De la cajuela del carro, donde puso su maleta, saca una lámpara. Cuando voltea a la casa hay una niña, es Michel. Carlos no la conoce, ella es la hija de Vanesa. Camina hacia él y le dice que tiene que entrar por su compañera, se ha quedado desmayada a los pies de la cama.
Carlos a paso lento y con sus zapatos sucios y descuidados avanza por la alfombra de la casa. Es imposible evitar sudar y las gotas le escurren por la frente, sin detenerse pasa por la cocina, por la sala, el baño hasta llegar a una de las recamaras.
Sale de la recámara y camina por el pasillo hasta el fondo. Se seca el sudor, camina despacio. Entra a la próxima recámara y Vanesa está tirada en el suelo. Carlos la levanta, la golpea suavemente en la mejilla, Vanesa continúa con los ojos cerrados. Carlos la sube a la cama y Vanesa despierta y se incorpora. Sin pestañear ni parpadear, los ojos viendo a un punto fijo en la pared, Vanesa  comienza a contar una historia.
Vanesa sale de la casa y corre hasta Michel, se abrazan. Le pide perdón a su hija por dejarla tanto tiempo dentro de la casa y le promete no dejarla sola de nuevo.

lunes, 6 de junio de 2016

Demencia, Cap. 1: Michel, mi casa es tu casa


Por Gilberto Cruzmanjarrez

    Los monstruos que habitan en nuestro interior  son tormentos generados por eventos traumáticos de nuestra niñez. Cuando la persona infectada logra desahogarse, estos seres malignos no se van, se alojan en una parte muy escondida de la mente esperando una oportunidad para salir.

    Michel es una niña de 9 años, ella es una pequeña muy especial, diferente a sus compañeros de escuela. Mientras a ellos se les dificulta poner atención en clase y no respetan a sus padres, Michel tiene una absorción del conocimiento fuera de lo común. Debido a esto, su madre la pone a leer después de la escuela, comer y hacer su tarea. La lectura es un pasatiempo que adquirió con la señora que la cuida, aunque ella no lee, tiene muchos libros. Su marido es recolector de historias, lee  un libro y lo vuelve a escribir de manera diferente, le agrega hojas, lo imprime y lo vende en un local que tiene en el mercado sobre ruedas.

    Dentro de la casa de Michel, desde hace tiempo, todo se ha tornado gris en su entorno, los colores ya no son tan vívidos como antes, una delgada capa de polvo flota en el ambiente. La madre tiene varios días que no la lleva a la escuela, sin embargo la pone a trabajar en sus lecturas. Se despierta para desayunar, lee, duerme y se despierta de nuevo para repetir la misma dinámica una y otra vez.

    La niña lee por igual libros sobre cuentos, relatos y novelas, matemáticas y ciencias sociales pero los que más le gustan son los de terror. Escritos que hablen de monstruos, fantasmas y seres extraños. También tiene una predilección por libros teológicos y es por eso que no se asusta con facilidad.

    Todas las noches se despierta a las 3:15 de la mañana para ir al baño, escucha ruidos en la cocina, no les hace caso y sigue su caminar para hacer sus necesidades, regresa a la cama y duerme. A la mañana siguiente, cuando despierta, su madre ya está con el plato del desayudo en la mesa. Michel se sienta y no prueba bocado.

    Preocupada, la niña le pregunta a su madre por el motivo de que todos los días se levante en la madrugada a lavar los platos, voltean ambas mujeres al lavadero de la cocina y aún está repleto de trastes sucios. La madre siempre tiene la cara de enfado y esa pregunta le desespera más.

-Yo no he despertado desde que me acosté en la noche -responde la madre sin crear más polémica.

    La niña termina su desayuno y se recuesta de nuevo hasta despertarse a las 3:15 de la mañana siguiente, se levanta y va al baño, al pasar por la cocina vuelve a oír ruidos y se asoma. Observa la silueta de una persona que parece de mujer, no se distingue bien. De nuevo piensa que es su madre. Hace sus necesidades y se recuesta para terminar con su descanso.

    A la mañana siguiente la espera su madre en la mesa en la misma posición con el mismo plato y la misma ropa puesta, se asoma al fregadero y la misma vajilla sin lavar ocupa el espacio del lavabo. Trata de ocultar su asombro con palabras bonitas para con su madre, sin embargo a esta no se le quita el enfado. Reacciona de tal manera como si alguien manipulara su voluntad.

    Cada día tiene su receso, aunque Michel se encuentra perdida en un tiempo congelado, tiene la noción de lo que sucede mientras está despierta. En esos recesos la visitan niños, unos salen de las paredes y otros del techo. Son seis y cada uno tiene una peculiaridad que lo hace distinguirse al resto.

    Al primero le llaman Íra; Él siempre está enojado y le escurre espuma de la boca. Está pálido como la harina y con las uñas largas puede llegar a desgarrar la piel, aparte de ser recipiente de ese pecado mortal, es egoísta.

    El segundo sale del techo y le dicen Gula, este niño se mete a la boca todo lo que encuentra y lo devora, carece de dientes y en sus encías desgastadas se puede ver parte de los huesos de la mandíbula, cada que trata de morder algo lo raspa con estos huesos y lanza un alarido de dolor brotándole sangre de sus ojos.

    Otra de las pequeña criaturas le gusta mucho dormir, entre todos los niños se esfuerzan por mantenerlo despierto pues, cuando se encuentra en el sueño profundo, exterioriza sus pesadillas. Estas pesadillas no se manifiestan en monstruos que acechan si no, lo que aparece es un hoyo negro que traga todo lo que se interpone a su paso obligándolos a no existir.

    Otros tres niños se juntan con Michel para ser en total seis, necesitan una más para completar los siete pecados capitales. El más grande tiene un hoyo donde se supone tendría el corazón y, no obstante no tener ese músculo, le brota la sangre a borbotones. Si acercas los oídos puedes oír latir el corazón, sin embargo el corazón no se ve por ningún lado.

    Entre todos rodean a Michel y la tratan de atormentar para hacerla entrar a la locura. Tienen el poder de desfasar el audio con el movimiento de su boca, hacer ruidos de sufrimientos e imitar los sonidos tiernos y siniestros de palabras que dice su madre.

    Michel, refugiada en el mundo maravilloso de las letras, recuerda las fantásticas historias de alguno de los libros que ha leído y con esto logra un día más de cordura. Cuando más se recrudece el tormento de estos demonios disfrazados de niños, intempestivamente se detienen y desaparecen para que Michel vuelva a despertar por la mañana, su madre le sirva el desayuno y así por la eternidad.

    De esta manera pasaron los días y nada cambió, el par de damas no han visto la luz del día, ni siquiera les visita nadie, no salen al mercado, el reloj siempre marca la misma hora y la alacena no se vacía. Michel sabe que algo no está bien, pero trata de llevar su vida como si nada extraño pasara tiene fe de que algún día se le revelará en qué situación se encuentra.

    Por lo pronto le da un beso a su madre y duerme. No sin antes hacer su oración. Una vez que ha llegado el sueño repasa las historias de los textos leídos y en un eco se escucha su propia voz a lo lejos, pero dentro de su mente relatando cada paso de los cuentos.

    Michel responde a una situación difícil meditando lo aprendido en los libros que lee, como una manera de escapar de la realidad siempre que ésta no le gusta.

Demencia Capítulo 2

domingo, 5 de junio de 2016

sábado, 4 de junio de 2016

Ríos de...

A una persona solitaria, la calle le sabe a vino tinto...

Miradas perdidas en la oscuridad



Por Gilberto Cruzmanjarrez

A los involucrados en este escrito se les ha cambiado o suprimido el nombre por razones de anonimato.


Todo comenzó en un día muy especial para Karina, el día de su regla, la primera vez. Mientras su hermanita de 8 años corría entre la sala y los cuartos, Karina se escondía en el baño apenas dividido entre paredes de cartón y triplay doblado por la humedad.
La madre no se involucraba mucho con ellas, trataba de calmar a la niña chiquita y apresuraba a la grande. Con un cigarro en la mano le alcazaba una toalla sanitaria y le indicaba como ponérsela, Karina era feliz por eso.
El papá de Karina es peón en la obra, apenas gana 50 pesos diarios y trabaja tres días a la semana, con el poco dinero que trae se compra cerveza y un poco de comida para su familia.
Karina, ese día no fue a la escuela por obvias razones, se quedó en su casa a esperar a que le pasara el flujo. La madre de las niñas sale a limpiar casas por la mañana cuando el marido no está, siempre llega antes que él y se pone a drogarse con lo que gana.
Este lunes la casa se quedó sola, Karina encima de su cama en forma fetal repasaba la manera de decirle a sus amigas lo que le había pasado, ella emocionada lo repetía una y otra vez, sólo se detenía para aguantar un poco los cólicos.
La puerta de su casa rechinó, no tiene bisagras, Karina se asoma para ver quién es y ve a su padre entrar con una mujer mal vestida. Se meten a la recámara principal y comienzan a tener sexo.
El padre, confiado que nadie estaba en la casa, comienza a transformarse, Karina apenas reconoce al señor que está encima de la Dama, este la golpea mientras su contra parte gime de placer y le grita incitándolo a seguir con su agresión.
En cada golpe él la insulta diciéndole en cada momento lo mujerzuela que es y marca el deseo de seguir penetrándola. Karina quien nunca había visto así a su padre se asusta, se tapa los oídos y se esconde en un rincón de su cuarto.
La dama le comienza a decir “Papá, hazme esto… Papá hazme tal cosa…” y el señor, por sus gestos y risas, se notaba que le gusta eso. “Soy tu hijita…”, decía la mujer y el señor le daba más nalgadas. A Karina sólo le rodaban las lágrimas y no le quedaba otra, más que callar.
En silencio, la niña caminaba hacia la puerta de salida, desde la recámara hasta su objetivo tenía que pasar por donde se encontraban los adultos haciendo lo antes descrito. Tratando de no hacer ruido camina hasta pasar por la puerta del cuarto en cuestión, cierra los ojos y sólo se oye que la mujer pronunciaba repetidamente “Es tu hija… Tu hija…” y el señor le respondía con el diálogo de costumbre hasta que la señora le señaló con el dedo el lugar donde estaba la hija del señor.
Este se sorprendió mucho y pegó un salto poniéndose los pantalones a medias y sin camiseta, la tipa sale corriendo de la casa enojada, maldiciendo al padre de Karina.
-          Y tú qué haces aquí, ¿porqué no fuste a la escuela? –pregunta el señor.
Karina no responde, desde ese momento siente un dolor en su corazón que nunca había experimentado, la rabia, la ira, el enojo; está totalmente desilusionada pues el concepto de su padre era distinto. La madre nunca le ha permitido convivir con él, sólo la despedida de buenas noches y los buenos días por la mañana y es por eso que no lo conoce muy bien.
-          Respónde chamaca desobediente ¿qué haces aquí?, -insiste el padre.
Karina baja su cara y aprieta con su mano derecha una almohada que tiene abrazando. El padre se le acerca y pregunta por la madre, Karina no responde.
                -Así que el ratón te ha comido la lengua, -le toca el mentón alzándole la voz-
Se la lleva al sillón o, a lo que algún día fue un sillón, en la sala, toma un pedazo de mecate y le baja los pantalones, se la pone en el regazo para azotarla en los glúteos pero se da cuenta de la sangre y desiste en su intento.
El padre se para rápido y soltó a la niña en el piso.
-          Así que ya eres una señorita ¿eh?, ahora te enseñaré como mantener a la familia, ya te habías tardado. –sonríe el tipo.
Durante ese día el padre la amenazó con que no le dijera ni una palabra a la madre de lo que había visto esa mañana, de lo contrario la pasarían muy mal todos. Las amenazas eran constantes y se alargaron durante toda la semana, el padre la revisaba todos los días para ver si ya había cortado la sangre. El día que sucedió, terminó de brotar la sangre para darle paso a los sollozos y lágrimas, las que cuando tocaban el suelo sonaban como copas de cristal cortado en el pavimento.
Es duro sentir el proceso de cómo en un par de minutos te puede cambiar la vida, tener la noción de que es muy corto el tiempo en el que puedes estar de un determinado humor, situación y condición física, pasar a un obscuro y nebuloso panorama, donde el dolor, desesperación y que la muerte de la esperanza e ilusión te invade por completo.
La secundaria donde va Karina, aunque queda en la misma colonia, está un poco alejada de su casa. Entra a las 7:00 de la mañana y sale a las 12:00 mediodía, ese día en especial no se sentía a gusto, recuerda que estaba en el baño de mujeres, con sus amigas cuando una más llegó corriendo para avisarle que la buscaban en la entrada, -es tu papá- dijo la niña, Karina se asustó y comenzó a sudar frío.
Mientras camina a la entrada se pregunta, qué es lo que pudiera estar pasando, piensa que no ha de haber sido por lo de aquél día, ella no ha dicho nada. Llega a la dirección y su padre está ahí despidiéndose del director y contándole un cuento para llevarse a su hija de la escuela.
Las calles en ese barrio son de tierra y en algunos lugares hay muchos hoyos, la policía no entra a esas colonias; hay que cuidar las patrullas. El padre la toma de la mano y se dirigen a su casa la cual, como es costumbre por la mañana, está sola.
Llegando a la casa la dirige a la cama donde duerme Karina y le dice que lo espere ahí, va a la cocina y del refrigerador saca una cerveza y se la toma de un solo sorbo, lanza un gruñido y se truena el cuello, se desabrocha el pantalón y se dirige al cuarto con Karina, esta no sabe qué pasa, el padre la voltea ahí mismo en la cama boca abajo, le sube la falda, la quita los calzones y la penetra mientras con una mano le aprieta la cabeza hacia la cama para que no intente zafarse.
“Es como aquellas veces que te pegas una cinta adheciva en el brazo, encima de todos los bellos, y te lo vas despegando muy lentamente, está tan adherido a la piel que duele cada centímetro miestras se separa, es un dolor seco, físico y sentimental, me salen las lágrimas y la ira me comienza a ser presa, pero él sigue y al entender que no hay salida no te queda otra más que aflojar y resignarse, tal vez otras hubieran reaccionado diferente, tal vez no, pero así fue como yo lo hice y no podía luchar contra la fuerza de ese hombre de más de cien kilos…”
Karina estaba bañada en sus propias lágrimas, los tubos humectantes de labios sabor cereza ya no tendrían el mismo aroma en adelante, los sueños que guardaba debajo de la cama jamás volverían a asomarse y la fe, la esperanza junto con sus ilusiones, ese día la abandonaron para nunca regresar.
La madre llega y se da cuenta que el tipo está en la casa, este la golpea y la cuestiona sobre sus salidas matutinas, ella no le contesta pues el dinero que gana lo usa para drogas y no le comparte a él ni un solo peso.
La madre va al baño a lavarse la sangre por los golpes y el papá se asoma con Karina, le llama con un sonido vocal diciéndole que cuidado y diga algo.
Para la noche el señor tiene una fogata y reúne a los viejos de su trabajo, algunos trajeron invitados igualmente señores y otros trajeron a sus hijos, todos alrededor del fuego con cerveza en la mano.
Karina está encerrada en su recámara y amarrada de un pie a su cama, sin moverse, el padre comienza a cobrar a los presentes y uno a uno pasan con la niña. Cincuenta pesos por tocarla, 75 si se quieren masturbar frente a ella y cien pesos “servicio completo”, como lo dijo el señor a uno de los viejos.
Esa noche no hubo quien pagara el máximo, así que solo se limitaron a manosearla y mancharla con sus espermas pero, aun así el padre se encargó de que no olvidara lo que se siente ser penetrada.
Estaba apagando las luces cuando la sombra de un auto traspasa la ventana principal, donde solo había cortinas pues la construcción no podría un vidrio ahí. Del carro baja un tipo joven, bastante parecido y del copiloto uno de los señores que pagó por entrar con Karina.
EL padre sale de inmediato y platica con el viejo.
-          No me vayas a traer gente extraña, -dice el padre de Karina.
-          No cabrón, este wey es de lana, es barrio, sólo que se viste muy catrín. - Responde el viejo.
El joven entra a la casa y le da 200 pesos al padre, este se emociona y le señala la puerta en la que debe de entrar. La madre que observó todo desde el primer “cliente” se limpia las lágrimas y mira los billetes que tiene su marido, ya sin prestarle atención a la recámara de Karina.
Dentro, el joven se sube a la cama dándole la espalda a la puerta, esta no cierra bien. En voz silenciosa le dice a Karina que no haga nada y se desvista. Le toca los senos, acaricia cada curva de su cuerpo, toca cada centímetro de su piel. Constantemente le dice lo suave que es.
-          ¿qué edad tienes? – le pregunta, Karina no responde. Voltea por encima de su hombro derecho hacia un pequeño banco, observa el uniforme de la secundaria. Con rapidez se baja de la cama, se abrocha un poco más la gabardina y sale del cuarto.
Llega a la sala con los padres quienes estaban sentados contando el dinero.
-          ¿Cuanto por la niña? –le pregunta al viejo.
-          Cien, servicio completo –responde.
-          No, no me entiende. La quiero para mí, póngale precio. –dice el joven.
-          No mi Catrín, no la vendo. Me va a dar más si la conservo.
-          Está bien, como quieras. –se pone unos guantes y sale de la casa.
-          Mira nomás, quererme comprar a mi gallinita de los huevos de oro –se dirige a Karina. – apenas va comenzando –voltea a ver al la otra niña. –ya que trabajen las dos juntas veremos que hacemos.

Fue un día largo, el reloj marcan las 5:00 de la mañana y el sol aun no sale, la niña tiene sus ojos rojos de cansancio por llorar, no tiene sueño pero se acurruca en la orilla de la cama, pegada a la pared, temblado por el frío y por el miedo también.
Un estruendo ensordeció el panorama, la puerta principal de la casa revotó hasta la fragil pared de la recámara, en el hueco que dejó esta, entra el escuadrón de la policía con metralletas por delante. Los Padres se quedan sorprendidos y quedan sentados en el sillón sin hacer nada.
Karina se despierta exhaltada pero sin moverse de su lugar, sólo observa la acción de la policía que llegó para llevarse a sus padres. Una Van y cinco patrullas. En la Van subieron a los padres y en una patrulla, donde había civiles bien vestidos, subieron a la hermanita de Karina. En menos de mediahora toda la accion terminó, nadie se dio cuenta de la presencia de la hija más grande de la pareja, sólo de la chica.
Los amaneceres son hermosos, el apreciar la obra esacta de la naturaleza es una alago para los ojos del ser humano pero, ese día en especial, el amanecer fue doloroso, sangriento, desepcionante, lleno de lágrimas y todas las cosas traumantes que se puedan describir. En fín, Karina, ese día miró directo en el rostro de la maldad; la verdadera intención de la vida.
No se necesita mucho aire para levantar tierra, en la calle donde transcurrio la tragedia, las piernas de Karina apenas rompen un pequeño remolino que se formó en medio de la acera. Con la mirada perdida en el horizonte, sin haberse cambiado de ropa y el cuerpo sin movimiento, el chillido de los oídos se fué para darle paso a una vocecita chillona de un vecinito que salió de su casa para platicar con Karina.
-          Oye… oye… Karina… -Dice Carlitos.
-          ¿A donde fueron? ¿viste a donde fueron, Carlitos? –pregunta la niña sin voltear a ver al chamaco con una aparente calma.
-          En uno de esos carros con luces –responde- ¿Te has subido a uno de esos?, Mi papá dice que sólo la gente mala esta en esos carros, no importa si los conduce o está de pasajero.
-          Tu papá es inteligente, Carlitos.
-          ¿Te dieron un balazo, Karina? ¿Te duele?
-          No Carlitos, ¿por qué dices eso?
-          Tienes sangre en las piernas, Karina.
El cuerpo humano es extraño y su actuar es más. Cuando Karina observó la sangre entre sus piernas cayó desmayada, no por que tuviera fobia a la sangre, tal vez por el cansancio o por el trauma que el día anterior le tocó vivir, pero su conciencia ese día no estuvo con ella, fue abandonada para que pudiera descansar, no importa donde haya caído, ni donde esté, ella está soñando y piensa estar segura.
...
Soundtrack

viernes, 3 de junio de 2016

Eres lo mejor y lo peor que me ha pasado... Al mismo tiempo


Por Gilberto Cruzmanjarrez

Gabriel estaba enamorado de su soltería, aunque tenía pretendientes entre menores de edad y mayores por igual, no dejaba de amar el estar soltero, su libertad y su tiempo, podía salir con muchachas de cualquier tipo; flacas, gordas, altas, chicas, morenas, rubias, etc...
Por Facebook hablaba con una persona en especial; Alex, con la cual la plática se tornaba interesante pues, se notaba que esa persona compartía con él el gusto por la soltería y el de grabar videos. Para Gabriel fue una amistad platónica, así como estaba era hermosa, Alex le gustaba desde que la conoció, cinco años atrás, pero la veía como el arte, la maravilla que entra en sus ojos a través de los "likes" que se daban mutuamente a sus publicaciones.
Un día a Alex se le ocurrió que podrían salir juntos. A Gabriel  le tomó por sorpresa y asintió a la propuesta, siempre es lindo salir con una chica bonita pero de ahí no trascendió.
Llegó el día y salieron. 
En el transcurso de la noche se dio cuenta que en verdad la dama le gustó, no solo su físico sino su carácter, su historia, su presente.
De las bocinas sonó una bachata, género musical que a Alex le encanta, Gabriel  no tiene idea alguna de como se baila, pero la invitó a seguir el compás musical. En lo más calmado de la estrofa y cuando más cercano a la boca de Alex se encontró, unió sus labios en un cálido beso que había demorado por cinco años y duró un segundo según el tiempo del "País de las Maravillas" 
 Desde ese día fue felicidad, en ese momento el amor a su soltería se desvaneció y la prefirió a ella por encima de sus pretendientas, desde ese momento dijo, "De aquí soy". Sabía que en cualquier momento iba a llegar alguien que llamara su atención de esa manera, pero no sabía quien ni cuando, aún así la esperaba, ahora tenía la firme convicción que esa persona es ella,
Antes de Alex, Gabriel podía salir con cualquier "tipo de mujer", hasta ahí fue lo mejor que le pasó y su mundo de ensueño y las promesas de amor eterno se extendieron por tres cortos meses.
Cuando terminaron, Gabriel se dio cuenta que no le satisfaría ninguna otra mujer si no mide 1.47 y pesa 45 kg. tiene la piel morena blanca y que le guste la rudeza en la cama. Le guste cocinar y se queden dormidos hasta el amanecer en la casa de cualquiera de los dos...
Así que es muy probable que Gabriel  nunca salga con alguien si no tiene esas características, porque una mujer así, es oro. Por eso es lo peor que le ha pasado...
Antes de ella podía salir con cualquiera, después ya no...
Y su relación no se restaurará jamás...

La Rebelión de los Desgraciados

Por Gilberto Cruzmanjarrez

Es el año de 3098, las diferentes razas planetarias se unen para tratar de armonizar en el universo. Del inframundo, un demonio guerrero sale muy enojado para declararle la guerra a su propio creador, El Diablo.

En su afán por obtener aliados, Baltasar, el demonio, hace un pacto de no agresión con los arcángeles y algunos soldados de Dios en la tierra. Sólo que en la confusión se le olvidó que tiene cuentas pendientes con un humano al cual ha estado molestando y quien no se siente obligado a respetar ese pacto.

El humano, a su vez, tiene la encomienda de proteger a los descendientes directos del planeta Tralla, de donde se sabe proviene la humanidad. Prometiéndoles encontrar un nuevo planeta donde puedan vivir en paz y volver a formar una civilización pues la tierra ya está mostrando los síntomas que tuvo su planeta de origen cuando comenzó su autodestrucción. Rajún el humano protector, ha perdido la memoria y lucha por encontrarla, tomar venganza contra Baltasar y llevar a su gente a un planeta próspero.